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¿Cuál Gimnasia es el real, el que goleaba 3 a 0 o al que lo golearon en forma vergonzosa?

El Albo goleaba 3 – 0 y pudo haber marcado un par más en el primer tiempo. Luego Central Córdoba se despertó y el equipo de Riggio “también se despertó” y volvió a su propia realidad.

Las incorporaciones de Ivo Chaves y Juan Arraya dispararon la euforia y los hinchas, y también parte del ambiente futbolero, pensaron que con solo dos piezas sumadas al engranaje, el equipo se convertiría en “candidato”, casi como por arte de magia. En este error cayeron casi todos.



Si el año pasado se consideraba al equipo de Riggio “limitado”, correrse al otro extremo e imaginarlo peleando por un lugar en la B Nacional por el hecho de sumar dos refuerzos (sin discutir la jerarquía de éstos) suena ilógico. Porque Arraya y Chaves le pueden aportar al equipo sus condiciones, ¿pero cómo hacen con las falencias del resto?



A Gimnasia le faltaron anoche todos esos condimentos que llevan los platos que suelen cocinar los candidatos en serio: no tuvo personalidad, se dejó llevar por delante con suma facilidad, careció de rebeldía y, fundamentalmente, le faltó orgullo y le arrebataron lo que tenía en sus manos. En conclusión: fue una presa fácil para saciar el hambre de un Central Córdoba el que sí es un candidato en serio.





Vamos a convenir una cosa: el Albo goleaba 3 a 0 y pudo haber marcado un par más en ese puñado de minutos que fue una “aplanadora”. Pero después mostró su otra cara, la de un equipo que no tuvo compromiso para cuidar el resultado. Pero nada de eso ocurrió y se dio la lógica: el candidato se despertó y el local no supo resolverlo estando 3 goles arriba.



Muchos le echan la culpa a tal o cuál jugador (Poclaba se lleva las preferencias), y se salva a otros, como Motta. Vale decir que, de esta clase de resultados, “todos son responsables, nadie se salva”. Porque culpar a una sola pieza por un problema colectivo es la parte más sencilla del análisis.



Entre una de sus acepciones, el diccionario dice de la palabra “ilusión”: “Percepción equivocada de la realidad”. Por eso a los magos le dicen “ilusionistas”, porque la gente cree ver lo que en realidad no ocurre. La pregunta entonces es: ¿Cuál es el verdadero Gimnasia, el que aplastó al candidato en los primeros 30 minutos, o el que se entregó mansamente para que lo goleen en una falta de actitud y de orgullo rayana con la vergüenza?



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