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Científicos observan el despertar de un agujero negro

Nuevo hito astronómico gracias a los datos de varios radiotelescopios.

Por primera vez en la historia, un equipo de astrónomos dirigido por Megan Argo, del Centro Jodrell Bank de Astrofísica (Reino Unido), asiste al despertar de un agujero negro durmiente ubicado a 42 millones de años luz de distancia de la Tierra en la constelación de Piscis y con una masa 20 millones de veces mayor a la de nuestro Sol.

El estudio ha sido presentado en la reunión de la Royal Astronomical Society en Gales (Reino Unido).

En apenas un 10% de las galaxias el agujero negro central es más activo, tragando materiales y escupiendo chorros de gran energía. El agujero negro localizado en el centro de la galaxia NGC 660 parece ser precisamente de este tipo, demostrando el estudio una evidencia convincente de la activación de esta enérgica fase en los agujeros negros.

La galaxia en la que se encuentra el agujero negro a punto de despertar es un sistema de anillo polar. Gracias a que en 2012 y a través del telescopio Arecibo de Puerto Rico, los astrónomos descubrieron que esta galaxia se había hecho cientos de veces más brillante en muy poco tiempo, indicaban que algún objeto dentro de la galaxia había sufrido un cambio relevante. Hasta ahora, no podíamos saber si se trataba de una estrella en explosión o del agujero supermasivo central.

Durante los últimos tres años un equipo de científicos ha estado examinando los datos de telescopios terrestres y espaciales, así como de observatorios de radio como e-MERLIN (Reino Unido), la matriz de Westerbork (Holanda) y la Red Europea VLBI (EVN), cuyas últimas imágenes han revelado una nueva fuente emergente de radio muy brillante en el centro de NGC 660, donde se encuentra el agujero negro central.

Por el momento, el agujero negro que está espabilándose, es cientos de veces más brillante que cualquier objeto de NGC 660 según el archivo de imágenes de radio antes de 2010: “Hay muchos ejemplos de galaxias con agujeros negros activos que ya se conocen, a menudo con chorros enormes estirándose millones de años luz en el espacio intergaláctico. Pero NGC 660 es especial: por primera vez podemos ver la puesta en marcha de esta actividad”, explican los autores.

Fuente: Muy Interesante

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