Ciencia

Estudio comprueba que el contacto con la religión en la infancia genera impactos mentales

Según un estudio de la Universidad de Boston, la exposición constante a efectos religiosos reduce la habilidad de los niños a distinguir entre la realidad y la fantasía..

En psicología y psiquiatría, la incapacidad de distinguir entre realidad y fantasía es un síntoma derivado del consumo de alguna sustancia psicoactiva y, si es recurrente, de la psicosis. Sin embargo, ¿y si hubiesen otros factores desencadenantes como la educación y la religión? Sorprendentemente un estudio realizado en la Universidad de Boston, en EE.UU., parece confirmar este hecho en pacientes infantiles. 



Según la autora del estudio, Kathleen H. Corriveau, la exposición constante a efectos religiosos reduce la habilidad de los niños a distinguir entre la realidad y la fantasía. Es como si la religión, a edades tan tempranas, hiciera que los niños tengan pequeños o esporádicos rasgos de psicosis. 



Para llegar a esta conclusión, los investigadores presentaron tres tipos de historias –religiosa, fantástica y realista– a un grupo de niños de entre cinco y seis años de edad. Entre ellos se encontraban tres grupos de niños religiosos: aquellos que van a una iglesia cristiana y a una escuela pública, aquellos que no van a la iglesia pero sí a una escuela religiosa y aquellos que van a la iglesia y a la escuela religiosa; y un grupo de niños que no tiene contacto alguno con aspectos religiosos –no va a la iglesia ni a una escuela religiosa–. El objetivo era averiguar si los niños eran capaces de identificar si los personajes de los cuentos eran reales o ficticios. 





Los resultados demostraron que los niños que van a la iglesia o a una escuela religiosa requieren más tiempo para diferenciar entre realidad y fantasía, mientras que los niños sin ningún contacto con la religión lograban distinguirlo casi de inmediato. Para Corriveau, “Los resultados sugieren que la exposición a ideas religiosas tienen un impacto poderoso en la capacidad infantil de diferenciación entre realidad y ficción, y no sólo por las historias de religión, también las de fantasía.”



De alguna manera, los cuentos de fantasía y religión pueden influir en el juicio de los niños: mientras que todos los niños, sin importar su bagaje religioso, identificaron al protagonista de las historias realistas como un personaje real; al de las historias religiosas, los niños que van a la iglesia o a una escuela religiosa lo identificaron como real; y al de las historias ficticias, el mismo grupo lo juzgó también como  real. La autora sugiere que “incluso si los niños no poseen inclinación para creer en suposiciones divinas o superhumanas, la educación religiosa puede llevarlos a creer que sí es posible. […] La enseñanza religiosa, en especial la exposición a historias milagrosas, lleva a los niños a recibir información genérica hacia lo imposible; eso es, produciendo un mayor rango de tolerancia al aceptar la fantasía como una realidad.”



Actualmente el 28 por ciento de los estadounidenses creen que la Biblia es la palabra exacta de Dios y que debe interpretarse literalmente; mientras que un 47 por ciento cree que la Biblia está inspirada en la palabra de Dios. Esto significa que la educación religiosa influye en la cosmovisión de las personas, así como en su capacidad de diferenciar entre la fantasía y la realidad, dándole a la religión la habilidad de forjar las personalidad de los individuos. 

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