Pareja

¿Convivencia mata pasión? 9 tips para sobrevivir

Nos cansamos una y otra vez de ver películas que muestran cómo verse las caras diariamente (y todos sus condimentos) terminan acribillando la pasión. Pese a que se habla mucho de divorcios y separaciones, la realidad es que los casamientos, concubinatos y convivencias, siguen a la orden del día en pleno 2016. Te damos 9 tips para gozar más del tiempo compartido.

Si sos de las que está pensando en convivir, te dejamos algunos tips a tener en cuenta para que la llama no se apague con el tiempo. El noviazgo migra en un compartir diario que no viene con manual de instrucciones, con lo cual, es interesante conocer qué suele suceder con el tiempo, ya que más vale prevenir que curar.



Tanto varones como mujeres se quejan en demasía de que la pareja que se deja estar una vez que pasa el año de convivencia. Como si el estar juntos fuera sinónimo de tener la pareja asegurada, gran parte del desgaste y la baja libido. Estos son algunos puntos que no debes descuidar.



1. Comunicación. No sólo es importante qué decimos, sino cómo lo decimos. Si en un principio todo era “mi amor”, “por favor”, “gracias” y se transforma en un permanente trato con imperativos como si fuéramos esclavos el uno del otro, entramos en problemas. No hace falta ser melosos, cual novios de secundaria, pero el buen trato debe seguir existiendo para una convivencia feliz. ¡Respeto ante todo!



2. Respetar las diferencias. Cuando no nos conocemos bien, nos gustan esas diferencias que nos complementan. Con el tiempo son las que nos hacen sufrir. Hay que verle el lado positivo: las habilidades, costumbres y modos de ver el mundo que son distintas pueden sumar y enriquecer.



3. El apoyo en proyectos individuales. Es tan importante como el proyectar los compartidos. El espacio individual debe mantenerse, y eso no significa que dejemos de querernos o que alguno de los dos lo haga para estar con alguien más. Somos dos personas con diferentes gustos lógicos y las actividades y gustos de uno seguramente no coincidirán con el de su pareja. Tenemos tanta plenitud para desplegar que no vale la pena achicarse a pocos espacios por miedo a que la pareja quede afuera o no comparta. ¡De ninguna manera!



4. Dar espacio libre. La convivencia propone espacios diarios para compartir actividades: desayuno, charlas en la cocina, diálogos a altas horas de la noche durante desvelos, en el super, situaciones de cuidado mutuo que se presentan, etc. etc., por lo que la salida de los viernes a la noche ya no es el momento tan ansiado para charlar sobre lo acontecido en los últimos días. Funciona muy bien flexibilizar los fines de semana: dar más lugar a salidas individuales, cercanas a los intereses personales, o con grupos propios.



5. Sorpresa: La capacidad de asombro se va perdiendo con el paso del tiempo, es real. Pero eso no significa que no podamos sorprendernos con ideas creativas de vez en cuando. Un pequeño presente un día cualquiera de la semana le pone onda a la rutina. 



6. Higiene y cuidado personal: Desde no darse un simple baño para oler rico, no cepillarse los dientes antes de dormir, comer a mansalva, dejar la puerta abierta del baño, acostarse transpirados, depilarse frente a la pareja, eructar o emitir olores desagradables como constante. No queremos profundizar en este punto porque nos da un poco de asco. Ustedes comprenden.



7. La casa abierta. No caigas en lo que hace mucha gente: cerrar su casa a amigos y parientes porque ahora comparten el espacio. Amigos, compañeros, parientes, vecinos, pueden hacer la situación dos más dinámica, mejor vivida, más llevadera. Cuando se juntan personas de distintos ámbitos y mundos en cenas, almuerzos y meriendas, la mezcla siempre produce alegría y distensión. Rompamos el aislamiendo. Donde hay distensión hay espontaneidad y fuego.



8. Equilibrando al obse y no obse: No queremos generalizar, pero en las parejas suelen jugarse dos partes, más o menos desequilibradas. Un componente obsesivo neurótico de la limpieza (que tiene la gran responsabilidad de solucionar parte de sus problemas en el diván) y otro más suelto (despelotado, desordenado, despreocupado o como queramos llamarle) que deja en manos del compañero o la compañera todo lo que al órden se refiere.  Tarea ardua si las hay, negociar el estilo y no sobrecargar de todo a uno. Flexibilizar es la clave, poner lo mejor y no aprovecharse ni de las manías ni del relajo ajeno.



9. Contacto: El beso apasionado se transforma en un beso cálido. El cálido en un piquito y el piquito en un beso en el aire o la nada mismo. Un hola y chau. El contacto físico sigue siendo importante (sin hablar de una relación sexual propiamente dicha) y es un estímulo que nos endorfina todo el cuerpo. Genera vínculo, confianza, aumenta nuestra estima y nos conecta con el otro. Despertar los sentidos antes de que se duerman es fundamental.

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