La ciencia lo confirmó

Cada vez hay más mujeres bisexuales: el motivo y las cifras que lo demuestran

Varios estudios confirman que ellas se sitúan con más frecuencia en un punto intermedio en el espectro que va desde la heterosexualidad al lesbianismo.

En los últimos años, el número de jóvenes que se define como bisexual ha aumentado en forma exponencial. La tendencia, sin embargo, se acentúa en el sexo femenino, en donde según la Oficina Nacional de Estadística de Gran Bretaña, un estudio del 2015 determinó que entre aquellas mujeres que se consideran "no heterosexuales" son más las que se califican a sí mismas como bisexuales (0,8%) que lesbianas (0,7%). Y son varios los informes que lo avalan.



Según un trabajo coordinado por Gerulf Rieger de la Universidad de Essex, en Reino Unido, sobre una muestra de 345 mujeres, todas serían -potencialmente- bisexuales o lesbianas, pero nunca "hetero". Alcanzaron estos resultados fijándose en las respuestas físicas de las mujeres, determinando que incluso las que no entraban en la denominación de bisexual o lesbiana se excitaban ante la visión de imágenes eróticas protagonizadas por personas de su mismo sexo.



"Si una mujer me dice que es 'hetero' no voy a desacreditarla, aunque estoy seguro de que no lo es 100 x 100", asegura el autor de la investigación realizada en la institución británica.



¿Existe un conflicto de identidad? ¿Se ocultan los deseos y los instintos que impone la realidad?

 



Si se centra el foco nuevamente en las estadísticas, los datos vuelven a ser reveladores. Siempre en el Reino Unido, para continuar con el parámetro, la Encuesta Nacional de Actitudes Sexuales y Estilos de Vida británica realizó un informe en donde se aseguró que el número de sujetos que señalaba haber mantenido relaciones con personas del mismo sexo era mucho mayor que aquellos que se identificaban con las etiquetas de gay o bisexual.



La experimentación, por tanto, sería un importante recurso a la hora de aclarar la propia sexualidad, incluso en aquellas personas que buscarían asentar su propia identidad hetero.



"En lo que respecta a las mujeres, aquellas más jóvenes se hallan en estos momentos con un ambiente social más abierto a la hora de aceptar inclinaciones distintas a las tradicionales que sus antecesoras. Sin embargo, el fenómeno de la bisexualidad es cada vez menos extraño en mujeres que han sobrepasado la tercera, cuarta y quinta década de edad", explica el estudio.



"Las mujeres bisexuales gustan tanto de la erótica hétero como de la homo, aunque saben que en el sexo homosexual se dan más libertades con sus cuerpos y en el sentir, pero a la hora de llevar adelante un compromiso emocional mayor (noviazgo, convivencia) se preguntan si su deseo es congruente con los que les pasa sexualmente y si podrían llevar adelante una pareja homosexual. Muchas mujeres bisexuales dejan de lado el concepto de orientación sexual porque sienten ceñidas por la categorización y prefieren considerar que se relacionan con personas y no con géneros o formas fijas de expresar la sexualidad", explicó a Infobae el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin (MN 74.794).



"Puedo afirmar que 'solo una mujer sabe lo que a otra mujer le gusta'. El erotismo lesbiano o el bisexual hacen honor al clítoris. Ellas saben cómo contactarse, cómo entrelazar los cuerpos de manera tal que el roce siempre llegue al órgano del placer. Las mujeres lesbianas o las bisexuales aunque usen dildos, consoladores, o jueguen a reproducir la erótica heterosexual, siempre tendrán que ceder al influjo del clítoris", agregó el sexólogo.



Otro informe publicado en los Archives of Sexual Behaviour, realizado por las universidades de Indiana, Chapman y Claremont Graduate, en Estados Unidos reveló que si bien los diferentes comportamientos de las parejas pueden tener una influencia fundamental en la frecuencia de los orgasmos, la heterosexualidad no es factor determinante para garantizar este hecho.



La publicación sirve para derribar una serie de mitos. La encuesta contó con más de 52 mil personas, con 26.032 hombres heterosexuales, 24.102 mujeres heterosexuales, 1.112 mujeres bisexuales, 550 hombres bisexuales, 452 hombres homosexuales y 340 mujeres homosexuales, revelando una serie de información que llama la atención.



El principal falso mito en la sexualidad femenina es que la relación sexual entre dos mujeres es incompleta, ya que no se produce el coito (sin tener en cuenta los accesorios con los que sí puede darse la penetración). La conclusión de los investigadores parte desde aquí: "El hecho de que las mujeres homosexuales lleguen al orgasmo con más frecuencia que las mujeres heterosexuales indica que muchas mujeres podrían -potencialmente- experimentar mayores tasas de orgasmos".



"Parece que las mujeres heterosexuales salen perdiendo en este estudio y nos hace pensar que el modelo de sexualidad normativa en el que parece que todavía nos encontramos no les favorece. Esto tiene que ver con que seguramente nos seguimos moviendo en un modelo de relación erótica en el que sigue primando un tipo de conducta puramente penetrativa y genital, que se les queda corto a las mujeres que se acuestan con hombres", explicó la sexóloga y escritora española Marta Pascual, especializada en colectivo LGTB.



Otro factor a tener en cuenta, según la experta, es "el conocimiento del cuerpo propio que facilita el contacto con el cuerpo de la pareja del mismo sexo. Esto no significa que no haya que explorar, investigar y descubrir, sino que se cuenta con más claves para llegar al encuentro erótico y eso en sí mismo es un estímulo que potencia el deseo".



"Las mujeres bregan por sus libertades personales, así como los hombres deberíamos luchar por sacarnos siglos de imposturas para sentirnos también más libres, con menos responsabilidades para cumplir el 'rol masculino' que la sociedad espera. ¿Qué habrá detrás de esa investidura de presentación social que nos convierte en sujetos sexuados bajo diferentes normativas sociales y culturales? ¿Habrá quizá, sujetos desvalidos, temerosos, desnudos como vinimos al mundo, pidiendo a los gritos alguna vestidura social que dé sentido a la existencia? ¿O quizá la desnudez sea necesaria para un recambio saludable?", concluyó Ghedin.

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