Nos vamos poniendo grandes

¿Como detener el deterioro cerebral con el paso de los años?

Envejecer es parte natural de la vida, pero envejecer bien es privilegio de algunos y calvario de otros. La Lic. Dalia Korman comparte con Que Pasa Salta algunos consejos.

Envejecer no está directamente relacionado con la enfermedad, , la Organización Mundial de la Salud define a esta etapa como “proceso normal propio del ciclo vital, en el cual se producen cambios a nivel biológico, derivados de la edad y no debidos a la influencia de enfermedades o de factores de riesgo de tipo ambiental”.



Sin embargo, la participación en el autocuidado puede evitar la discapacidad y el declive funcional, prolongar la longevidad y mejorar la propia calidad de vida.



Un buen envejecimiento se sostiene en 4 pilares fundamentales:




  • Salud comportamental y funcionamiento físico

  • Óptimo funcionamiento cognitivo

  • Regulación emocional y afrontamiento

  • Participación e implicación social



El cerebro es un órgano que si “lo usamos” se desarrolla, si “no lo usamos” se deteriora, si “lo usamos bien” se desarrolla mejor,  y si “lo usamos mal”se deteriora más rápido. Ya a partir de los 45 años comienza a envejecer y poco a poco podría empezar a mostrar signos, que hay que saber interpretar a tiempo para intentar demorar lo más posible su deterioro.



Es un trabajo diario, el cerebro se guía por la ley del mínimo esfuerzo, tendemos a dedicarnos a aquello que no nos signifique salir de nuestra zona de confort, solemos buscar lo cómodo, lo que no implica nuevos aprendizajes o sacrificios.  Sin embargo, el aprendizaje es la mejor estrategia para estimular el cerebro. El cerebro es como un musculo que si lo ejercitamos…crece y nos hace bien...pero si no lo ejercitamos, se atrofia…y nos falla cuando más lo necesitamos.



Por suerte las expectativas de vida han aumentado significativamente, cada vez vivimos más.  ¿Pero… nuestro cerebro tiene previsto una vida tan larga?

Si bien no hay recetas mágicas para prevenir el deterioro, existen ciertos hábitos que pueden influir en demorar su aparición, y es recomendable que lo pongamos en práctica mucho antes de que asomen los primeros síntomas (visibles en las capacidades como la memoria, comprensión, la escritura o el razonamiento).



La clave es tratar de mantener el cerebro activo, enfrentarse a novedades y retos; intentar aprender cosas nuevas, leer, reflexionar y dialogar para generar interpretación y análisis. Ejercicios de mente como las palabras cruzadas, preguntas y respuestas o juegos de ingenio, favorecen la creación de nuevas conexiones neuronales y las mantiene activas.



La práctica artística está demostrando muchos beneficios tanto en prevención como en la intervención. Ayuda ser imaginativo, buscar actividades novedosas aun si requieren un nuevo esfuerzo físico. A veces las limitaciones psicomotrices inhiben la actitud hacia lo nuevo, pero pueden buscarse alternativas acordes a las posibilidades de cada uno. Sobran lo ejemplos: Fotografía, pintura, taller literario, cursos. La caminata, cambiando el paisaje para estimular la percepción de nuevos escenarios, resulta atractiva si se respeta el ritmo y las posibilidades de cada uno, pasear estimula las capacidades de observación, interpretación y reflexión, ya que despierta curiosidad y asombro ante lo desconocido.



La lectura es un importante factor protector de deterioro cognitivo , y además de ser un habito enriquecedor  intelectualmente, es un espacio para trascenderse a uno  mismo y pensar en otra cosa que no sean las limitaciones  que surgen durante el envejecimiento. La novela, es un género que ilumina la realidad y a veces la trasciende, transporta al lector a un mundo del que el mismo participa mientras lee. Si bien es una actividad pasiva físicamente, no es lo mismo que estar frente al televisor durante horas, ocio fácil que conduce a la pasividad mental. Su uso debe ser moderado y controlado, debe servir de recreación, pero no ser el único medio de comunicarse con el mundo exterior.



Jean Piaget explica: “Aunque el desarrollo biológico subyace al desarrollo psicológico, el deterioro físico del cerebro no tiene por qué llevar necesariamente al deterioro mental en las funciones cognitivas”. Por eso, en el Piaget trabajamos con el estímulo permanente de las funciones cognitivas e intelectuales, el alumno construye desde pequeño su propio pensamiento, su rol es activo en el proceso enseñanza-aprendizaje.



Las relaciones sociales estimulan enormemente la actividad cerebral. El contacto con familiares de otras generaciones suele incrementar los niveles de adaptación a lo nuevo, y lograr otras conexiones con que demás. Poder reinventarse para no quedar excluido es una capacidad humana, la resiliencia, donde la adversidad puede ser la motivación para  nuevas experiencias y satisfacciones. Los juegos de mesa suelen ser una alternativa que favorece el razonamiento y la socialización al mismo tiempo, distrae, divierte y mantiene al cerebro trabajando.



Tratar de huir del estrés y la ansiedad prolongada no solo es un deseo, sino más bien un derecho adquirido. Esa etapa corresponde los 40 o los 50 años, generalmente se trata de una generación abrumada por la intensidad laboral, familiar, la falta de tiempo, pero, para los adultos mayores, no es recomendable ya que altera el funcionamiento cognitivo y acelera el riesgo de demencia. No todos pueden darse el lujo de despreocuparse en este sentido, pero a veces, hay una necesidad de aferrarse a la juventud perdida y se dificulta soltar aquello que, sin saberlo, nos puede enfermar.



Técnicas como la meditación, relajación o yoga ayudan a vivir los cambios evolutivos naturales con mejor actitud, con una mirada mayor hacia el futuro que hacia los recuerdos. El envejecimiento emocional se acelera cuando cesan los planes, cuando no se proyecta más y se vive del pasado.



El cuidado de los hábitos de consumo (drogas, alcohol y tabaco) no tiene edad, provocan daños irreversibles en todas las etapas evolutivas, pero afecta especialmente el adecuado funcionamiento cognitivo de la tercera edad e influye en el deterioro.



Es fundamental una alimentación equilibrada. Son beneficiosos los nutrientes básicos como los del aceite de oliva y otros alimentos ricos en grasas vegetales, las vitaminas, sales minerales y antioxidantes. Tomar regularmente té y café reduce el riesgo de hemorragia cerebral, tienen propiedades estimulantes y supuestos efectos saludables.



La actividad física mejora la atención, memoria, fluidez verbal, el estado cognitivo global y la velocidad de procesamiento.  Además, ayuda a mantener la sustancia blanca y gris, sobre todo del lóbulo parietal, en un área muy afectada en el alzhéimer: el precuneus.



Cuidemos la mente, no aplacemos la oportunidad de disfrutar; porque puede que cuando decidamos hacerlo, para el cerebro sea demasiado tarde.  

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