Club del Morfi

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Club Pellegrini: la leyenda de un bodegón de Salta para el olvido

Atención y comida: dos cubiertos sobre cinco. Ubicado en la San Juan 1041. Este lugar parecía un súper lugar en la gastronmía local, pero parece que se quedó en un simple comedor de barrio.

Sin ninguna dudas quedamos enamorados de la zona bodegonera de Salta. En el cuadrante del macro centro, la "zona puertera". Despues de Don José y 9 de Julio nos dijeron algunos gordos viejos que debíamos ir al club Pellegrini. Te contamos como nos fue y si vale la pena ir al "Pelle".



El bodegón del macrocentro ubicado en la San Juan 1040, tiene el pizarrón con el menú, luz tenue (casi como un calabozo), manteles bien coloridos y la barra del fondo donde está el capo del lugar. Para aquel que quiere lujo, no es el mejor bodegón. La limpieza y el aspecto dejan mucho que desear (bodegón no significa que tenga aspecto de sucio el lugar). 



También si esperan ser atendido por mozos expertos, vayan a otro lado. La buena gente que servía en las mesas, le faltaba años luz de experiencia. Con un trapito húmedo nos limpiaron las migas (que luego fueron a la calle), y despues de una bolsa de consorcio en el piso, sacaron un mantel medio navideño limpio. Después nos trajeron la carta, de una sola hoja. Las opciones eran muy pocas, pero tenía lo más importante: minutas, pastas, guisos y estofado. (¡No había locro!)



Los gordos fuimos a lo seguro y pedimos napolitana con arroz. Podemos decir que no llegaron rápido los platos, pero tampoco la demora fue excesiva. Mientras que esperábamos el morfi, atacamos el pan con la salsa picante, que ta pa´macho (no es el más zarpao de picante pero te prende un fueguito en las entrañas). Dos de los gordos decidieron tomar agua, una herejía en el club; otro sabio pidió un cuarto de vino tinto, como para asentar el futuro atracón. Decepción se llevó el gordo beodo porque el vino era de caja y estaba frío. 



Lo más lindo y simpático de este comedor fue donde nos  sirvieron las napos: en unas bandejas de plástico parecidas a las del hospital. ¡Inmensas! Pensábamos que en esas bandeja venía un plato, pero no, la bandeja era el plato. Un gordo dijo, "me siento en Disney". Lamentablemente, las milanesas no eran la bomba, estaban finitas para nuestro gusto pero tenían buen sabor y no le mezquinaron queso; el arroz para el gordo persa, no estaba bueno y se había pasado.  



Para rematar, después del bandejazo la moza nos trajo sopa de fideo con verdura y puchero. Se demoró un poco porque estaban recalentando el caldo y se notaban unos burbujones de grasa. No limpiamos el plato. 



Tenemos que decir que de los tres bodegones al que fuimos, este es el más flojo por lejos. No queremos generar polémica, pero para nosotros 9 de Julio y Don José llevan la delantera. Es como una carrera entre un torino y un gordini.  Los precios del "Pelle" son muy baratos, el gasto promedio es 80 pesos, pero lo que parecía una súper leyenda gastronómica local, se quedó en un simple comedor de barrio. 

 

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