Emi Alonso

Columnista
A otra cosa

Sin las cámaras los inundados pasaron al olvido

Baguala, internet y tango viejo.

La furia del río Pilcomayo arrasó el norte de Salta. Los evacuados se contaban por miles y hasta los medios nacionales se hicieron eco de un escenario lamentable para las comunidades postergadas. Mientras la noticia seguía siendo noticia, uno de los departamentos más pobres recibió la visita de personajes que por un titular rompieron hasta el taco de sus botas, como en años de carrera no lo hicieron. 



Santa Victoria Este, Misión La Paz, Fortín Dragones, y otras localidades del departamento Rivadavia fueron el epicentro de un descargo de la naturaleza que evidenció un preocupante olvido. Mientras lo perdían todo, y a la vez “casi nada” los medios mas taquilleros descubrían un lugar prácticamente inexistente. 



Desembarcaron juntos aquellos que se sorprendían de ver la realidad, como así también sus responsables. Aquel que por 30 años los representó en la Cámara alta, se mostraba sorprendido. Otros a su paso, agarraron una pala por una foto que quedará en la posteridad. El factor común de aquel momento fue una preocupación efímera, que duró lo mismo que una noticia en primera plana. 



Panem et Circenses. Ruedas de prensa, donaciones, y caminatas resultaron ser el circo del pan que faltaba, y que siempre faltó. No se llega a tal extrema pobreza sin el olvido premeditado de quienes sacaron redito de tal situación. Las cámaras se fueron, la inmediatez dejó atrás lo que el río se llevó, y fieles a su estilo, los principales actores dejaron a la suerte una vez más, la mal llamada restauración. 



Hoy nos toca digerir la monopolización de la caridad. Ver colchones apilados en el fin egoísta de un espacio político que busca figurar para reafirmar su poder. En tanto los damnificados no encuentran un solo puente sano para regresar a su hogar. ¿Será que comunidades enteras servirán otra vez a una campaña Nacional?



Si “todo” a la vez es “casi nada”, toca revisar en aquel baúl que llamamos memoria. Un grano de arena nunca tapa el mar y la suerte no es común en estos pagos. Resta preguntarnos si una “impresora” revertirá siglos de postergación y olvido.

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