Tane Da Souza Correa

Licenciado en Física
#Opinión

Sargento Macri

Hagamos un poco de memoria.

El pasado día 31 de mayo el presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri, mediante el Decreto N° 721 pasó a la órbita militar diversas actividades que permanecían subordinadas al control civil. Desde el nombramiento y traslado de altos cargos (a quienes se les exigía, hasta ahora, no tener antecedentes en delitos contra los Derechos Humanos, por ejemplo) hasta el nombramiento de los docentes que forman a los futuros militares.



El decreto fue firmado por el Presidente y el ministro de Defensa Julio Martínez, militante de la Unión Cívica Radical, partido que supo en sus orígenes oponerse al orden conservador imperante en nuestro país, aunque paradójicamente ahora forme parte del gobierno más conservador y retrógrada de las últimas décadas.



Hagamos un poco de memoria. Otro militante radical, el Dr. Raúl Alfonsín, durante el primer año de su presidencia había pasado a la órbita civil las atribuciones que Macri vuelve a poner en el ámbito militar. En 1983 finalizaba la dictadura cívico-militar más sangrienta, cruel e inhumana de nuestra historia, poniendo fin a una triste tradición del siglo XX en nuestro país, donde gobiernos democráticos fueron constantemente interrumpidos por gobiernos de facto ilegales e ilegítimos, además de profundamente violentos y conservadores.



Los golpes militares fueron operados y dirigidos por EEUU en todo Latinoamérica para frenar las corrientes que buscaban alterar el orden conservador predominante en todos los países de nuestro continente y fueron llevados a cabo siempre por las fuerzas militares nacionales, subordinadas en esos momentos a los intereses extranjeros.



Al prácticamente gobernarse a sí mismas, las FFAA definían sus propios objetivos y formas, sin rendir cuentas al Estado Nacional. Es por la necesidad imperiosa de subordinar el poder militar al civil que Alfonsín define la acción que acaba de tirar al tacho de basura Macri.



El decreto N° 721 es una acción más de las muchas que viene definiendo el Gobierno para militarizar la sociedad, junto al protocolo antipiquetes, la ley de derribo, la autonomía de la policía bonaerense entre otras. Ninguna de estas acciones contribuye a pacificar la sociedad, si no que producen el efecto contrario, la oleada de secuestros en BsAs con sospechada complicidad de parte de la policía es sólo una prueba.




Si además agregamos las nuevas relaciones internacionales que busca el macrismo, dejando de lado a los socios históricos como Brasil y a los nuevos y altamente estratégicos como China, y volviendo a los brazos de EEUU junto con la Alianza del Pacífico, queda claro que este decreto respecto a las fuerzas armadas no es más que otro paso hacia la subordinación al país del norte.




Consolidar nuestra democracia nos ha costado como sociedad muchos años de aprendizaje, dolor y sufrimiento. Mientras las FFAA estén subordinadas a los intereses nacionales y al poder civil son una columna útil de una Nación estable, no podemos permitirnos volver 30 años atrás.

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