Sáenz reflotó su iniciativa para terminar con las reelecciones indefinidas
El intendente de la ciudad de Salta presentó hace más de cinco años en la Legislatura un proyecto de reforma de la Constitución provincial.
La eliminación de la reelección indefinida de intendentes, legisladores y concejales en la provincia de Buenos Aires, puso sobre el tapete nuevamente el proyecto de ley que ya en 2011 presentó Gustavo Sáenz durante su gestión como senador provincial.
“Estoy encantado, porque es una propuesta que hice desde el Senado salteño y quedó cajoneado en algún lugar. Estoy convencido de que la limitación a los mandatos no solo debe ser para los gobernadores, sino también para intendentes y legisladores provinciales y comunales”, subrayó el intendente esta mañana al ser consultado sobre el tema que, en ámbitos políticos de Buenos Aires, fue calificado como “histórico”.
El expediente 90-19532 que Sáenz ingresó a la Cámara alta hace más de cinco años, planteó la necesidad de una reforma parcial de la Constitución provincial en sus artículos 95, 103, 171, 172 y 182, a través de una Convención Constituyente Reformadora, como corresponde a este tipo de modificaciones.
“Creo que le hace bien a la democracia y si pretendemos que ella sea más pura y sana, la alternancia es fundamental. Aquellos que pretenden quedarse en el poder toda la vida es porque no han entendido el mensaje de la gente”, reafirmó sobre el tema que hoy moviliza al ámbito político del país.
Sáenz consideró que un total de 8 años, entre el primer periodo de elección y una reelección, es el tiempo suficiente que se necesita en los cargos para ejecutar y demostrar lo que puede hacer en la función pública.
En el proyecto de ley de abril de 2011, Sáenz planteó la importancia de alcanzar un punto medio entre la necesidad de permitir la renovación para promover el bien común, la alternancia en el poder, mayor eficiencia en el ejercicio de los cargos y la participación ciudadana.
En los fundamentos no dejó pasar las desventajas de la reelección indefinida, como el “enquistamiento nocivo de las élites de poder” y los eventuales riesgos de la corrupción, “el debilitamiento de la clase política y el favorecimiento de la formación de alianzas y vínculos clientelares entre representantes políticos y grupos de interés”.
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