Patria si, mafia no!

El derecho a manifestarse goza de plena vigencia en nuestro país y, por otro lado, la dura situación que viven miles de compatriotas sin empleo o con salarios bajos no escapa a ningún observador de la realidad.

Ahora, quien ejerce ese derecho con el solo fin de mostrar capacidad de convocatoria, pensando que la suma de adhesiones públicas lo puede liberar de responsabilidades penales no deja de ser descabellado para quienes contemplamos semejante disparate y, también lo es para el mismo auto agasajado, que sabe que ese respaldo no es genuino ni espontáneo, sino que nació en su propio deseo de exhibirse acompañado. 

Como podrá constatarse también es llamativo que Hugo Moyano, solitario impulsor de esa manifestación, se haya mostrado hace muy poco tiempo como amistoso y sonriente aliado del Presidente. Esa falta de legitimidad para colocarse inesperadamente al frente del gobierno se intensifica aún más cuando el escaso kirchnerismo residual le manifiesta su apoyo, evidencia irrebatible que a veces en política uno más uno no es dos.

La imágen de sindicalistas multimillonarios tras las rejas por no poder justificar sus patrimonios, lo cual representaba una coyuntura impensable durante el kirchnerismo, es hoy una realidad que sin duda asusta a muchos. Hasta hace poco la justicia se aplicaba solo contra los pobres, afortunadamente se dio por tierra con ese paradigma y ahora vemos como también funcionarios y empresarios corruptos deben rendir cuentas de sus actos y pierden la libertad.

Como legislador y hombre de la política tengo un trato diario con muchos compatriotas que atraviesan con congoja y dolor la falta de trabajo, sin embargo percibo que no pierden las ganas de salir adelante a pesar de que son conscientes de todo los problemas que debemos resolver. Los doce años de robo no solo afectaron las arcas estatales sino que obstruyeron la producción y el desarrollo. El sector poblacional que trabaja y genera riqueza fue llevado a una asfixia tributaria que cuesta mucho revertir de un día para el otro. La mentalidad de que el estado no puede gastar más de lo que tiene es una concepción cultural que no se podrá desterrar tan fácilmente y mucho menos implementar por las graves consecuencias que se generarían en los más desprotegidos. En este rumbo de recuperación que se encaminó nuestro país sería injusto no mencionar al importante rol que deben comprometerse a cumplir los sectores financieros, quienes especulan y fijan los precios, no tener en cuenta el poder de dichos factores sería hacer un análisis incompleto e injusto.

En estos días, justamente al cumplirse otro aniversario de una fecha importante de la gesta Belgraniana, uno advierte los otros yugos de los que aún nos debemos independizar, los gobernantes corruptos, el lumpenaje que respalda a sectores sindicales o el apriete como carta política corriente. Qué pensarían Belgrano, Guemes o "Chocolate" Saravia al advertir que tantos años después hay compatriotas que todavía no aprendieron a vivir en democracia y desafían a un gobierno elegido por el pueblo. Estamos recuperando un país que fue azolado por una banda delictiva, que el ejemplo de esos prohombres sirva para fortalecer nuestra labor.