Lo que viene

¿Macri necesita de Urtubey y otros gobernadores para la gobernabilidad y aprobar leyes?

El 80 por ciento de los argentinos piensa que se necesita de una oposición con vocación de diálogo.

Una encuesta realizada por un consultor que trabaja para el peronismo acerca de qué oposición quiere la población fue contundente. Consultados sobre el tipo de relación que debería tener con el Gobierno, el 40% dijo que tiene que dialogar, el 41% que tiene dialogar sin bajar las banderas y solo el 9% que debe confrontar.



Se trata de un estudio realizado antes de que Cambiemos forzara la máquina con una reforma previsional impopular, que las espadas del relato oficial eligieron no explicar, pero es la base de un diagnóstico que tuvo el peronismo un mes después de la derrota electoral y sobre la que diseñó su posicionamiento para transitar los próximos dos años, hasta las elecciones presidenciales del 2019.



Por cierto, todos los peronistas de cierta relevancia conocen la encuesta, pero no todos actuaron del mismo modo. Están los que se sienten "perseguidos políticos" del Gobierno, se declararon parte del "antisistema" y se aliaron con un trotskismo que ya no oculta su vocación violenta. Son los nuevos camaradas K, que después de gobernar por décadas Santa Cruz (donde no pueden pagar los sueldos si el gobierno nacional no le manda fondos) y 12 años la Argentina, tienen un discurso más incendiario que el de Nicolás Del Caño. Juntos quisieron asaltar el Palacio de Invierno en verano, y con todos los diputados adentro.



Está la ya angosta avenida del medio del Frente Renovador, que en Diputados solo se quedó con 17 bancas y su líder, Sergio Massa, fuera del Congreso. Graciela Camaño y Felipe Solá hicieron lo posible para ocultar la crisis de identidad que padece el espacio desde 2015, radicalizando cada vez más sus posturas a extremos que solo agradan a los votantes kirchneristas, quienes, puestos a elegir, solo votarán por Cristina o quien ella diga. O sea, jamás a Massa o el massismo.



Y están los peronistas que se sienten representados en el acuerdo que Macri firmó con 23 gobernadores, los "·Consensos Básicos", un pacto de gobernabilidad que le permite a los peronistas con responsabilidades de gobierno asegurarse los fondos para gestionar y ordenar las finanzas de sus provincias e intendencias, lo elemental para construir una chance competitiva para el peronismo en las próximas elecciones, consignó Infobae.



Es que de las distintas lecturas que pueden hacerse de lo que pasó adentro y afuera de la Cámara de Diputados en la última semana hay una de la que se habló muy poco y queda muy clara: el Gobierno nada puede hacer sin los gobernadores peronistas.



Son ellos, con su presencia en el despacho de Emilio Monzó, los que garantizaron que la reforma previsional fuera aprobada, a pesar de las 42 cuestiones de privilegio y seis mociones que la izquierda, el massismo y el kirchnerismo obligaron a votar en su intento de frustrar la sesión, como ya había sucedido el jueves de la semana anterior.

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