Ruta del dinero k

Lázaro Báez no se arrepintió, pero envió varios mensajes políticos

Por escrito, el empresario se despegó de De Vido, mencionó irregularidades en las licitaciones y buscó salpicar a Macri; admitió haber recibido US$ 33 millones de Helvetic, pero negó ser su dueño.

Lázaro Báez, procesado por lavado de dinero, amplió ayer su indagatoria. Dijo que tenía una "absoluta ajenidad" con los hechos investigados, que los dólares supuestamente lavados no eran suyos sino de Helvetic y que esta firma se los había girado para financiar un negocio que al final se frustró.



El negocio: la construcción de las represas santacruceñas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Su socio en el emprendimiento: Angelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri. El hombre que los perjudicó y les hizo perder la licitación: Julio De Vido, ex ministro de Planificación Federal durante el kirchnerismo.



Todo esto contó Báez en su escrito, un documento de 17 hojas. Lejos de arrepentirse, el empresario dijo que esta causa tenía métodos de la "Inquisición". Señaló que respondía a un "sentimiento de venganza popular (y judicial)" y que estaba empujada por "una exigencia mediática de castigo".



Báez no contestó preguntas. Por eso, su visita al juzgado de Sebastián Casanello duró poco más de media hora. "Formula manifestaciones", se titula el escrito del empresario santacruceño. En él no nombró a De Vido, pero dijo que "el proyecto de obra [para las represas] se realizó a través de un llamado a licitación pública nacional e internacional a través del Ministerio de Planificación".



"El proceso de adjudicación no quedó exento de irregularidades", afirmó Báez. Esas irregularidades, según él, lo perjudicaron. "Esto echa por tierra cualquier presunción de preferencia o condescendencia para con mi empresa", afirmó.



Báez recordó que finalmente la licitación fue adjudicada a un grupo encabezado por Electroingeniería. "Se le otorgó al vencedor la posibilidad de incorporar una nota modificando su oferta", se quejó. Dijo que así tuvo ventajas, a espaldas de los demás, que fueron determinantes.



Otra causa penal, que se tramita en el juzgado federal de Marcelo Martínez de Giorgi, investiga desde hace tiempo las supuestas irregularidades de esa licitación.



En la última página de su escrito, Báez pidió ser sobreseído. Pero además solicitó que se corroborara lo que contó. Reclamó que el juez ordenara ahora, "en forma inmediata", medidas de prueba, tal como hizo después de "las fantasiosas afirmaciones del imputado Fariña".



Entre esas medidas, pidió que citara para interrogarlos a los representantes de las empresas que él había nombrado, grupo en el que está Calcaterra (por Iecsa).



De acuerdo con el relato de Báez, se asociaron en 2012 para esta licitación puntual. Además de Iecsa, del consorcio empresario participó también un grupo chino, Sinohydro Group.



La incorporación de estos capitales -contó Báez- les daba "amplias posibilidades" de quedarse con la licitación. Es entonces, según él, cuando Helvetic decide poner dinero y sumarse al negocio, del que también iban a participar las firmas Esuco y Chediak. De acuerdo con el escrito de Báez, él nada tiene que ver con Helvetic, una "corporación constituida conforme a la legislación suiza de reconocida trayectoria internacional" y que opera en más de 15 países. Helvetic compró la financiera SGI, conocida como La Rosadita.



El empresario negó así la hipótesis de los investigadores, que creen que el dinero que ingresó al país a través de Helvetic era, en realidad, dinero de origen ilegal de los Báez.



Por esta operación de reingreso de fondos a la Argentina Báez fue indagado ayer. La sospecha es que hubo una maniobra de autocompra de títulos de deuda pública para ingresar al país unos 33 millones de dólares que terminaron en una cuenta de Austral Construcciones, principal empresa de Báez. Éste ya había sido indagado y procesado por Casanello por lavado.



La de ayer fue una ampliación de aquella declaración indagatoria. Ahora, el juez debe decidir si también lo procesa por estos nuevos hechos. Mientras tanto, el empresario seguirá preso en la cárcel de Ezeiza, donde ya lleva un mes.



Ayer fue trasladado a Comodoro Py, para declarar, con un casco, un chaleco antibalas y rodeado de agentes de fuerzas de seguridad. Lo primero que le preguntaron cuando llegó al juzgado fue por su estado de salud. Báez es hipertenso y diabético. Está bastante más flaco que cuando lo detuvieron. No se quejó del trato de sus carceleros, pero sí dijo que a veces tenía dificultades para recibir a tiempo sus medicamentos, que los abogados se ocupan de llevarle.



Su intención, ayer, era evitar la audiencia. Había pedido una prórroga con el fundamento de que tenía problemas psíquicos, pero sin pruebas de que fuera cierto. Casanello se negó a concedérsela.Hoy será el turno de Martín Báez, su hijo.

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