Pablo Borla

Periodista
#Piquetetazo

La teta como instrumento revolucionario

Y siendo la teta tan importante en la construcción de las civilizaciones, es increíble como se la evita en los manuales.



Dice el mito que el rey Menelao, luego de conquistar Troya, fue en busca de su esposa Helena, tan famosa por su enorme belleza como por su infidelidad, a cobrar venganza. Y cuando se encontró con ella, Helena peló una teta (un seno, dice el pudoroso redactor del mito) y ante la vista de tanta belleza, Menelao le perdonó la vida.



La teta está a la vista en las pinturas de los camiones, rogando sus conductores a la Difunta Correa, de tetazo post mortem.



También, en el cielo, ya que dice también el mito que la Vía Láctea es la leche derramada de la teta de la diosa Hera, quien amamantaba a Heracles. El pícaro le mordió el pezón.



Y así, ejemplos interminables. Pero hoy, mucha gente (mucha, es una desgracia) se horroriza ante una mujer amamantando como ante la presencia de la más chabacana pornografía. No parece natural. Natural, como, digamos, la teta de la mina en bolas en el poster de la gomería, de alguna mediática en Tinelli también.



Hay que hacer una revolución de la teta. Y debemos acompañar a las mujeres en esto. Mujeres, apuntes sus pezones pródigos a los ojos censuradores, que dicen que la leche materna cura las lagañas.



Y el mundo será un mejor lugar para vivir.

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