Andrés Suriani

Concejal
Debate abierto

La nueva inquisición laica

La necesidad urgente de detener las agresiones y crímenes contra las mujeres es tergiversado por grupos ideologizados que amparados por ese noble objetivo buscan instalar otras consignas totalmente alejadas de los verdaderos intereses y preocupaciones del género femenino. A modo de ejemplo podemos citar lo inconducente de insistir con las proclamas descabelladas de la Ideología de género, postulados que apuntan a promover un falso igualitarismo, antinatural, forzado y traído de los pelos que lo único que consigue es alejar la discusión acerca de cuáles sonclas verdaderas  prioridades en la lucha contra la violencia hacia la mujer.



Estos grupos minoritarios que, hay que decirlo, carecen de toda legitimidad para arrogarse representación alguna, han venido operando en los últimos años en el marco de lo que se puede identificar como el nuevo marxismo cultural donde quienes no acatan o respetan sus banderas son automáticamente escrachados públicamente, denostados en las redes sociales virtuales y son, sin más, denunciados ante el Inadi, organismo heredado del corrupto kirchnerismo, que ojalá algún día pueda liberarse del tinte totalitario y persecutorio con el que fue concebido.




En la línea señalada vemos como la sociedad anestesiada simplemente observa como estos activistas usufructúan resortes estatales para que sus anhelos inquisitorios tengan eco favorable.




Asimismo, un párrafo aparte merecen las innecesarias muestras de ofensa para quienes profesan el culto católico, los actos de exhibicionismo innecesario que no hacen otra cosa que desvalorizar el pudor femenino, o los daños a diferentes monumentos y edificios privados que tampoco nada tienen que ver con el asunto en cuestión.



Lejos de instalar una mayor conciencia de parte de hombres y mujeres para detener este flagelo lo que se genera es alcanzar posturas extremas que solo producen un alejamiento e imposibilidad de diálogo entre las partes. Imponer una lectura de la realidad uniforme, en definitiva, también denota una conducta intolerante y violenta.



Enfrentan a la mujer con el hombre. En nuestra provincia, estos días fuimos testigos de acontecimientos típicos de esta nueva inquisición laica donde todos debemos pensar y actuar conforme los dictados de estos grupos minoritarios. Una nueva Gestapo. Concretamente, me refiero a mis colegas profesionales de la comunicación que en el marco de sus funciones fueron denunciados y escrachados por transmitir sus opiniones sobre esta cuestión. En otro caso también un periodista en su propio programa televisivo se vio impedido de reproducir un documento porque simplemente no era del agrado de estas barras intimidatorias. Yo mismo fui testigo de estos grupos totalitarios, recibiendo carta de lectores acusatorias por no pensar como “ellas “. Ni hablar de la penosa acción que llevan adelante en la justicia , acusando a inocentes antes de que se expida la misma.



Así de sencillo y prepotente es el accionar de estos grupos. Este delicado drama social precisa de los resortes dispuestos por los diferentes estamentos estatales y por organizaciones de la sociedad civil pero direccionados y ejecutados con seriedad y totalmente despojados de lecturas ideologizadas. Las pretensiones feministas, abortistas y de agravio al género masculino es una deformación antinatural que abre un frente de disputa inútil y redundante, dilatando la solución al problema.



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