La improvisación como política de Estado

La readecuación tarifaria del gas evidenció varias cosas. La falta de planificación y demagogia del kirchnerismo en la gestión del sistema energético nacional, que en pos de lo inmediato sacrificó la viabilidad energética del mediano y largo plazo, y con ello el crecimiento futuro. La actualización de tarifas impulsada por Macri no cambió nada. 

Anuncios confusos, cuadros tarifarios poco claros y finalmente una contramarcha a las apuradas, con revés judicial y repudio popular de por medio. “Vamos aprendiendo”, sintetizó en un sincericidio que asusta el ministro Marcos Peña.

Salta no es la excepción. Los doctores Centeno y Paganetti iniciaron solos su reclamo judicial por los vicios del procedimiento de actualización tarifaria tras su anuncio, cuando la facturación del primer periodo con incremento era lejana. 

Tuvimos que esperar un mes, que las facturas ya estén en los hogares para que recién el arco político; gremial y dirigencial, saliera a hacer suya la impugnación judicial y ocupar así los medios de comunicación.

En otro orden, tras el anuncio de la posible prórroga de la Ley de Emergencia de Género que ya se acerca a cumplir dos años en el ámbito provincial, la doctora Mónica Menini de la ONG Foro de Mujeres señaló: “En estos dos años las autoridades jamás nos mostraron un plan. No nos llamaron para decirnos estas son las metas. Acá queremos llegar, en este sentido vamos”. 

En lo objetivo, nada cambió. Continuamos encabezando el número de femicidios en Argentina medidos en proporción a su población. “Mucha foto, mucho cursito para darle empleo a la clase media empobrecida pero nada en concreto”, disparó Menini sobre las políticas públicas del área de estos dos últimos años.

El vínculo que une la actual situación del gas con la emergencia de género es la clase dirigencial argentina que continua improvisando sobre lo inmediato. Que corre detrás de la coyuntura. Dirigentes que basan sus días en la agenda de los medios y no las necesidades del país o la provincia. Estudian poco, se sacan muchas fotos, militan en Facebook; Twitter o Instagram y olvidan que la inmediatez de las redes sociales nada tienen que ver con la realidad o el futuro del país. Así la única política de Estado exitosa en la Argentina es la de la improvisación.