Censura y hostigamiento

La autora del libro sobre Lorenzetti tuvo que viajar a Salta por las amenazas

La periodista salteña Natalia Aguiar dialogó con "El Diario de Durand" y brindó detalles sobre la censura de su libro y el hostigamiento que padeció.

La censura que sufrió el libro "El señor de la Corte" de la periodista salteña Natalia Guiar todavía genera repercusión a nivel nacional (ver link). Cabe recordar que el libro que fastidió al presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, todavía no llegó a las librerías salteñas.



En diálogo con "El Diario de Durand" (FM Profesional), la autora del libro indicó: "Fue muy sorpresivo el levantamiento del libro. Yo estuve la mayor parte de febrero en Salta por amenazas que había sufrido. Amenazas, hostigamiento, persecución de gente que se presentaba en nombre del presidente de la Corte. Nunca de su boca, siempre por terceros. Tuve que adelantar el viaje de Salta porque adelantaron la salida del libro al jueves 23. La editorial había marcado ese tablero de agenda política para largar antes el libro". Y agregó: "Desde el año 2012 recibo amenazas. No trabajo más en Perfil porque Lorenzetti hostigó al medio para que no estuviera más. En 2015 logran desvincularme. No era para mí un hecho más sino la concesión de una serie de actos por parte de personas ligadas a Lorenzetti".



Con respecto al material que provocó el disgusto de Lorenzetti, la periodista señaló: "El libro es para que la gente se pregunte. Es para abrir el debate. No lo veo como algo mío porque recibí muchos aportes". Y redobló la apuesta: "Lorenzetti tiene negocios y hectáreas en Salta, en Cafayate. Recupere la tranquilidad un poco ahora que salió a la luz el libro. Pero fueron días tormentosos".



Por otra parte, Guiar brindó detalles sobre la elaboración del libro y los entrevistas previas con Lorenzetti: "Tuve varias entrevistas con él porque estaba acreditada en la Corte de justicia porque estaba acreditada por la editorial Perfil. Mi trato con él fue personal. Empecé admirándolo y después fui cuestionándolo. El libro termina con una entrevista a el que se le pregunta todo. Me parece una pieza periodística importantísima que el haya participado".



Por último, la escritora dejó en claro que pese a la censura, su vocación periodística sigue intacta: "Lo viví en carne propia al hostigamiento permanente porque no resiste ser cuestionada. Pese a que tiene un discurso que sostiene lo contrario. Las pruebas que respaldan el libro son contundentes. Acá la última palabra la tienen los lectores. Me duele que se hable de un acto de censura y no de un producto de muchos años de trabajo. Cuando uno está convencido de lo que hace, lo vive como una obligación. Es como haber estudiado todo y que nada tenga valor. Uno en la facultad estudia el deber ser, las garantías constitucionales y después en la realidad no se plasman".



 



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