Tane Da Souza Correa

Licenciado en Física
#Opinión

El Papa del pueblo

Una lectura política sobre el rol del papa Francisco a nivel mundial.

Vivimos en un mundo en guerra permanente desde hace mucho tiempo, sólo que ahora la disputa no se muestra como una “Guerra Mundial”, sino como conflictos localizados y aislados unos de otros. Ya sea en Medio Oriente, Europa oriental, África, América Central o Asia, hay guerras permanentemente hace años.



Estamos viviendo una disputa a nivel planetario por un nuevo orden mundial, o seguimos con el liderazgo (por expresarlo en un tono amable) unipolar de Estados Unidos aliado a los grandes capitales financieros trasnacionales, o pasamos a un mundo multipolar, con el poder mundial repartido, y por ende con mayores posibilidades de construir sociedades más justas.



En la actualidad, quienes sostenemos la necesidad de avanzar hacia la paz y la multipolaridad hemos encontrado en el último tiempo un aliado impensado años atrás: el Papa Francisco. En medio del retroceso de los gobiernos populares en Latinoamérica, que fueron un pilar importantísimo en la construcción de alianzas mundiales contra la hegemonía de EEUU, como por ejemplo el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la agenda que plantea públicamente el Papa Francisco es la misma que defienden hace años los gobiernos populares y organizaciones sociales del tercer mundo.




Quienes quieren hacer ver al Papa como Kirchnerista, o anti Macrista, se equivocan, Francisco está marcando una agenda de disputa global. Francisco viaja a México, EEUU o países europeos y condena las atrocidades que son cometidas contra inmigrantes, quienes se ven obligados a marcharse de sus países de origen por guerras o injusticias que hacen imposible su vida.




Esto no significa que sus posicionamientos no tengan implicancias en nuestro país, todo lo contrario. 



Mientras los grandes medios intentan instalar que ahora la relación entre Argentina y el Vaticano (o sea, entre Macri y Francisco) es una relación formal, madura, institucional,  queda claro que el Papa y Macri expresan posiciones políticas muy disímiles. Mientras nuestro Presidente plantea una Argentina subordinada totalmente a los intereses Estadounidenses y sin defender la integración latinoamericana, el Sumo Pontífice viaja a Cuba y la muestra como ejemplo a los países del mundo, o se reúne con Evo Morales y pide perdón por los atroces crímenes cometidos por la Iglesia contra los Pueblos Originarios. También desclasifica documentos secretos de la Iglesia respecto a la última Dictadura, que golpean a grupos económicos cercanos al actual gobierno.



Francisco es conocido como el Papa de los gestos, ya que muchas veces dice más por señales que verbalmente, aunque sus sentencias discursivas son siempre contundentes. Entonces, no podemos ver como hechos aislados su viaje a Cuba, el rosario que le mandó a Milagro Sala, los sólo 22 minutos que le dedicó a Macri, o su negativa a venir a la Argentina en el próximo tiempo.



Hoy el Papa Francisco expresa a nivel mundial una referencia muy fuerte para los movimientos sociales y populares, ya que expresa, en el corazón de la civilización imperialista, consignas a favor de los desposeídos. 



Por eso, cuando reclama Tierra, Techo y Trabajo, o dice hagan lío nos está hablando a nosotros, los que debemos organizarnos para luchar por una sociedad sin pobres ni excluidos. Y cuando, inmediatamente después de reunirse con Macri, sentencia que la libertad económica no puede estar por encima de los derechos humanos, les está hablando a ellos: a los poderosos, a los dueños del mundo, a los que quieren comodidades para pocos y miseria para muchos.



Y a ellos, los que creen que tienen el poder de decidir sobre el futuro de toda la humanidad como han hecho siempre, nosotros los que buscamos una civilización más justa, les decimos que, por una vez en la historia, tenemos al Papa de nuestro lado. Tenemos al Papa del Pueblo. Y es Argentino.

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