Por Agustín Pérez Marchetta

El 24 de marzo y el 2 de abril: ¿Ignorancia o provocación?

Por decreto había determinado que los feriados del 24 de marzo (día de la memoria por la verdad y la justicia) y el 2 de abril (Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas), dejen de ser inamovibles. Ahora dio marcha atrás y lo dejaría sin efecto.

¿Ignorancia o provocación? Intentaremos analizar brevemente el hecho político que se generó en torno al polémico decreto.



Decretame que me gusta

A través de una perspectiva socio-política se puede pensar la hipótesis de la provocación que el actual gobierno  buscó: dejar de hacer  eje en las políticas de derechos humanos y memoria, banalizando y desplazando lo que significó para la Argentina la última dictadura Cívico Militar y la guerra de Malvinas. Ante este estado de situación nacional emergen las resistencias desde los diferentes territorios y sectores políticos. Es así como el intendente de San Martín Gabriel Katopodis (su par Ariel Sujarchuk de Escobar hizo lo mismo), decretó posteriormente un “asueto municipal” para el 24 de marzo, en disonancia con la medida nacional y llamó a los intendentes  a apoyar la medida.



Desde la hipótesis de la ignorancia se puede pensar que “no se dieron cuenta” del peso simbólico de estos días y buscaron compensar los feriados puentes que se habían perdido.



Haciendo un poco de memoria

En la última dictadura más de 30.000 obreros, dirigentes sindicales, estudiantes y artistas desaparecidos, sumiendo a toda una generación de argentinos al silencio y el olvido, destruyendo matrices sociales y económicas forjadas por décadas, para dar inicio al (neo)liberalismo en nuestro país, el cual se profundiza en los 90 y se continúa con el actual gobierno.



El gobierno desde su propaganda actual y sus medidas, apunta a una Argentina abierta a los negocios y  oportunidades, en donde todo aquella persona (exclúyase a inmigrantes de países limítrofes) que sea capaz de encarnar el espíritu liberal es acogido en el supermercado del mundo.



La lucha por la construcción de la memoria colectiva

El sociólogo argentino Fortunato Malimacci, en sus clases de historia argentina de la UBA, señalaba que la construcción de la memoria colectiva en varios períodos se erigía en base a lo que se olvidaba, lo que se niega. Por ejemplo, un niño en sus primeros años de vida construye sus parámetros más sobre lo que tiene prohibido que lo permitido. Esta búsqueda de una nueva memoria constituye la base de un reposicionamiento en el espacio público. ¿Qué Argentina está pensando la Alianza Cambiemos? ¿Quiénes son los ciudadanos de esta nueva Argentina? ¿Qué quiere que olvidemos? ¿Cómo quiere que recordemos la historia?



Por mayor esfuerzo que se realice, la memoria siempre será parcial. Aunque el kirchnerismo apelaba a conceptos universales, muchos sectores sociales no se veían reflejados en ese discurso. El actual gobierno no sólo es parcial sino también mucho más laxo (un claro ejemplo son los billetes impresos con figuras de animales, cuando podría ser figuras emblemáticas de nuestra historia como Güemes), en donde el peso simbólico ya no se ubica en el pasado sino en el futuro que cada día se presenta más incierto.



Quizá la conductora Pamela David nos esté dando algunas pistas sobre las nuevas coordenadas, cuando señalaba a fines del año pasado en su programa “Desayuno Americano” a la familia presidencial como un ejemplo, al ser “hermosa, blanca y pura”.



Un pueblo con una memoria laxa está condenado a repetir su pasado

Hoy más que nunca recordamos a todas las personas que lucharon por hacer una Argentina soberana, prospera y generosa, partiendo del preámbulo de nuestra constitución en donde nuestros representantes políticos se juntaron en pos de




“constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino” 




 



Agustín Pérez Marchetta, sociólogo. 

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