Pablo Funoll

Abogado
Brexit

Brexit y el terremoto político mundial

El brexit es el neologismo acuñado de la contracción de las palabras “british” y “exit” para definir la opción de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.



Precisamente los ingleses habían sido el país mimado de la Unión, merecedor de todas las excepciones a su favor, recibiendo un trato privilegiado, conservando su moneda sin ingresar en la “zona euro”. ¿Qué pasó?



Para refrescar la memoria, cabe recordar que la Unión Europea comenzó en los acuerdos del acero y el carbón entre la Alemania y Francia de postguerra, incrementando su integración en un largo y lento proceso de medio siglo, hasta llegar a una verdadera unión con moneda propia. La primera voz de alerta con respecto a la salud del proceso la dio la derrota en las votaciones para adoptar una constitución europea, hace una década. Pero el golpe decisivo vino aparejado por la crisis del 2008, iniciada en una monumental “estafa” financiera originada en EEUU lo que llevó a que, mientras una minoría de pícaros se enriquecieron enormemente con las sub prime, se contaminó todo el sistema económico global, afectando principalmente a aquellos paises de economías reales débiles y con alta dependencia del soporte financiero. Así, las asimetrías de una Unión Europea donde convivían vecinos pobres con vecinos ricos, subsistió mientras las promesas de prosperidad y los beneficios mutuos fluían, pero tambaleó en tiempos adversos cuando era necesario compartir las cargas.



El liberalismo en la globalización y en los procesos de integración supone libre flujo de productos, de capitales y de personas. Con los dos primeros puntos se beneficiaron mutuamente las empresas de Europa, pero cuando el libre flujo de personas comenzó a ser notorio y miles de desocupados españoles empobrecidos “invadieron” Inglaterra o Alemania, ahí ya comenzaron a escucharse voces de descontento por parte de los nacionales que veían que su mano de obra era ocupada por nacionales de otros países. Y la crisis de los refugiados sirios fue la gota que rebalsó el vaso en una opinión pública que añora su grandeza nacional de antaño y que culpa de su malestar a los que, paradójicamente, se acogen a las promesas de una globalización en la cual creyeron y confiaron.



Europa encaró la crisis del 2008 con las recetas del neoliberalismo: achicar el Estado, ajustar, restringir...aquella Europa que se erigiera orgullosa como el estandarte del Estado Social de Derecho, expansivo y presente, acudía a las recetas del más crudo capitalismo en busca de una salvación, pero el remedio fue peor que la enfermedad, pues mientras exista la democracia y existan pueblos que votan, el neoliberalismo será impracticable una y otra vez, pues implica concentración obscena de riqueza en escasas manos (hoy 63 personas concentran la misma riqueza que 3.500.000.000 de personas), implica desigualdad, desempleo y pobreza, y lleva necesariamente a la destrucción de los derechos sociales y al retorno a faraónicas épocas de esclavitud.



El brexit es un capitulo mas de la crisis del 2008, del colapso del neoliberalismo que pone en riesgo la democracia en todo el planeta. Si los paises no vuelven pronto a un modelo capitalista de corte keynesiano con un Estado de Bienestar sólido y expansivo, y si no se evita a toda costa el dumping social de los paises asiaticos, al Brexit le seguira una estampida aislacionista y nacionalista con Francia, España y Estados Unidos a la cabeza. En otros tiempos a esto lo llamaban "la hora de los pueblos", y es la voz de los olvidados, de los enclaves de pobreza en el primer mundo, disimulada en el maquillaje estadístico con planes sociales masivos para ocultar el desempleo masivo que existe en Occidente.



Y lamentablemente la voracidad de la economía especulativa que concentra inmensas riquezas en poquisimas manos pone una vez mas en riesgo a la democracia y al paradigma internacional de Derechos Humanos, la joya de la evolución del pensamiento occidental.



Angela Merkel ha dicho que Europa debe redefinirse por completo a partir del brexit, abandonando la salida neoliberal y retomando un Estado expansivo y presente. Quizás estén a tiempo, pero mientras no se tomen medidas proteccionistas contra la tramposa competencia asiática, que con costos laborales insignificantes obtenidos mediante una sistemática violación a los derechos humanos logran una producción a un costo muy inferior al que pueden obtener los europeos, seguirán siendo invadidos por el caballo de troya que encandila al consumidor pero destruye la producción y también el consumo. Y no solo el dumping social, sino también la manipulación monetaria que realiza China ha sido señalada por el nacionalista Trump como desleal y tramposa. Lo que pocos cuentan es que gran parte del capital que concentra la producción en China es capital de occidentales, que ponen allí su dinero por los costos de producción tan bajos, sin importarles que los mismos respondan a la degradación de siglos de civilización y el retorno a la esclavitud.



No nos confundamos: el problema no es “la” globalización, que es un proceso natural que responde al instinto gregario del ser humano y a los puentes que tienden los avances en las tecnologías de la comunicación. Kant esperaba que el comercio reemplace a las guerras como medio de lograr la “paz perpetua”. El problema es un liberalismo que ha cobrado tal autonomía del Estado que se mueve como un cuerpo sin alma, con una velocidad y una fluidez que excede la capacidad de reacción de la política encorcetada en Estados Nacionales. El problema son las profundas desigualdades que genera “esta” versión de la globalización, que necesariamente lleva a la reacción de los nacionales y el resurgimiento de los nacionalismos. Perón decía que la única política que existe es la internacional, por lo tanto no prestar atención a los movimientos y reacomodamientos del tablero planetario puede llevarnos a quedar a contramano de la historia, abriendo importaciones cuando todo indica que vamos hacia una escalada de aislacionismo y sustitución de importaciones, o pidiendo créditos cuando el dólar es sometido a una fuerte presión alcista. El mundo se ha vuelto cambiante, y los cambios son veloces, entenderlos es imprescindible para tomar decisiones asertivas en la política doméstica.



El Primer Mundo está lleno de desocupados empobrecidos y subsidiados con planes sociales que los mantienen vivos, pero ellos piden trabajo genuino, oportunidades de progreso, recuperar los valores que hicieron a Europa una potencia mundial. El brexit triunfó gracias al voto de la clase obrera y de los desocupados británicos que conocieron tiempos mejores y añoran volver a aquellos años dorados. El pueblo votó en defensa propia.

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