Duro testimonio

Una chica ya había sido acosada por Villalba, el detenido por el crimen de Anahí

La propia víctima reveló el hecho en su cuenta de Facebook y contó que, a pesar de haber realizado la denuncia, la Justicia resolvió dejar libre al acusado.

Marcelo Sergio Villalba, el detenido por el crimen de Anahí Benitez, ya presentaba una denuncia por haber atacado a otra mujer en la calle en abril, a ocho cuadras del Obelisco.



Según publicó la propia víctima en Facebook, Katia Document Silva, el sujeto se acercó a ella y le tocó la cola. "Me hicieron sentir que los estaba molestando por una pavada", aseguró sobre el momento en que realizó la denuncia. 



La existencia de esta causa fue confirmada este lunes por fuentes judiciales pero surgió a partir de lo que la joven publicó en la red social.



"Anahí estaría viva si la Justicia hubiese reaccionado adecuadamente ante el aviso". Así tituló Silva el texto que escribió en su muro de Facebook, donde criticó al juez y a la fiscal que actuaron en la causa por haber dejado a Villalba en libertad.







"El 20 de abril de 2017, aproximadamente a las 12.30 horas, mientras caminaba por la calle Carlos Pellegrini al 1200, a pocos metros de la esquina con Juncal, en dirección a Arenales, se me acercó un individuo que, con una manifiesta intención lasciva, puso fuertemente su mano derecha en mi cola", señaló la mujer, que es de nacionalidad peruana pero vive en Buenos Aires junto a su marido, abogado, informa Crónica.



Documet Silva contó que ella reaccionó "a carterazos" y que todo fue observado por "una mujer policía llamada Sandra Cantero", a quien le está agradecida, porque a pesar de que Villalba trató de escapar hacia la avenida 9 de Julio, la mujer logró reducirlo y detenerlo.



La víctima contó que en la comisaría 15 formalizó la denuncia, y que allí dejó constancia de que instaba la acción penal y que incluso se constituyó como parte querellante en el proceso por "abuso sexual".



La publicación completa:




ANAHÍ ESTARÍA VIVA si la Justicia hubiese reaccionado adecuadamente ante el aviso.



El 20 de abril de 2017, aproximadamente a las 12:30 horas, mientras caminaba por la calle Carlos Pellegrini al 1200, a pocos metros de la esquina con Juncal, en dirección a Arenales, se me acercó un individuo que, con una manifiesta intención lasciva, puso fuertemente su mano derecha en mi cola.



Reaccioné pidiendo ayuda y defendiéndome como pude a carterazos. El agresor no había notado que había personal policial en el lugar, que observó todos los hechos y reaccionó inmediatamente. Trató de escapar hacia la Av. 9 de Julio pero fue reducido y aprehendido, en el acto, por el eficaz accionar de una mujer policía, llamada Sandra Cantero, a quien le estoy muy agradecida.



En seguida formalicé la denuncia en la Comisaría 15ª, donde me la tomó con mucha paciencia, la dra.Natalia Gurrieri Lozano, dejando expresa constancia de que instaba la acción penal. Y luego me constituí en parte querellante en el proceso que se le sigue al agresor por Abuso Sexual. Quizás lo que me hizo a mí no haya sido algo tan grave, pero me motivó a tomar ese rol activo un sentimiento de responsabilidad social con el género.



En la Comisaría, vale destacarlo, se tomaron todos los recaudos para las cuestiones de género. No me cruzaron nunca con el agresor y fui atendida en todo momento por personal femenino.



Por habérsele dado trámite de flagrancia, se dispuso una audiencia, para el día siguiente, en el Juzgado. Allí todo cambió. Me hicieron sentir que los estaba molestando por una pavada. Ninguna consideración por la cuestión de género. Me cruzaron tres veces con el agresor (a pesar de haber pedido expresamente no cruzármelo) que hasta se fue en libertad antes que yo terminara de hacer los trámites y pasó por al lado mío con una sonrisa altanera.



La Defensora que asistía al imputado prácticamente no necesitó hablar porque quien mejor lo defendió fue la Fiscal que se opuso a que se solicitaran las filmaciones (hay cámaras de seguridad en el lugar de los hechos) por considerarlas superabundantes, dada la flagrancia, pero después hicieron caer el trámite de flagrancia y lo convirtieron en trámite normal. Se oponía a todo lo que pedían mis abogados y pidió que se lo deje en libertad inmediatamente, a pesar de que le apareció una causa en Dolores, donde se le habría ordenado una pericia psiquiátrica, y que no aportaba domicilio fijo. Lo único que terminaron aceptando fue una restricción perimetral de 200 metros del lugar del hecho.



Yo les dije a la Fiscal y al Juez, “una persona que no lograba contener la pulsión en la esquina de Juncal y Carlos Pellegrini, a las 12 del mediodía, delante de todo el mundo, contra una mujer grande ¿qué haría con una niña si se la encuentra sola y de noche? La viola y la mata!”



Bueno, resulta que Marcelo Sergio Villalba, el mismo que estoy querellando por Abuso Sexual por esta agresión que les relato, está ahora comprometido, tres meses después, por pruebas que lo vinculan con la violación y homicidio de Anahí Benítez.



Cuando hice esa advertencia, la Fiscal me respondió, ofuscada, que de ninguna manera podíamos razonar con esos “criterios de derecho penal de autor o peligrosismo”. Es decir, estaba más preocupada por cuidar la doctrina de Zaffaroni, que por la vida de mujeres o niñas como Anahí Benítez.



Entre los inaceptables extremos de meter presa a la gente por su cara o por su fama y dejar libre al abusador sexual sin tomar ningún recaudo, hay un amplio espacio para ejercer la magistratura en forma responsable.



Si se hubiese tomado en serio este aviso (porque lo que me hizo a mí fue un aviso) probablemente no estaríamos lamentando hoy la horrible violación y muerte de esta nena.




Por su parte, desde la Justicia explicaron que con la calificación del caso -un abuso sexual simple con pena excarcelable de 6 meses a 4 años de cárcel-, y con el hecho de que Villalba no registraba condenas previas, la fiscal Oberlander "no tenía fundamento jurídico para oponerse a la excarcelación".



Según informa Crónica, la causa no siguió el trámite de flagrancia y sigue abierta porque a pedido de la defensa y por orden del juez, Villalba fue sometido a una pericia psiquiátrica en el Cuerpo Médico Forense (CMF) que determinó que si bien podía comprender la criminalidad de sus actos, el acusado quizás no pudo dirigir su conducta.



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