Salteño descuartizó a su pareja, cocinó los pedazos y se los dio a su perro
Después siguió usando los cuchillos y ollas para preparar otras comidas. El aberrante hecho ocurrió en 2005, en Cerrillos.
Uno de los femicidios más brutales (que en ese entonces no caratulaba bajo tal figura) ocurrió el 6 de septiembre de 2005, en Cerrillos. El femicida fue identificado como Raúl Antonio Tula, un remisero de 34 años, que confesó ante la justicia de Salta que luego de descuartizar a su ex concubina cocinó restos de la carne y se la dio de comer a los perros.
La víctima fue Alejandra Carabajal, de 36 años, su ex pareja de quien se había separado tras iniciar una nueva relación con una chica mucho más joven. Tenían 4 hijos y vivían en el barrio Nuestra Señora del Huerto, a pocos kilómetros de la capital salteña.
Tula declaró haber cometido el aberrante asesinato, días después, ante el juez de Instrucción Formal de Octava Nominación de Salta, Sergio Miranda, en sede judicial hasta donde fue trasladado por personal de la Brigada de Investigaciones local.
Esperó que la mujer se metiera a bañar y la acuchilló, al mejor estilo de la película Psicósis. Un asesino a sangre fría.
Ante el letrado, aseguró que los restos de carne que faltaban de la pierna derecha de la víctima, los cocinó en dos ollas y que luego se los dio a su perra. El resto de las partes las fue arrojando en el recorrido que hizo hasta llegar al lugar donde enterró el cadáver mutilado.
El detenido agregó que Débora -quien fuera su nueva pareja- todavía cocinaba en las mismas ollas y que los cuchillos utilizados en el crimen los siguió usando para comer.
Al ser consultado por qué dedecidió cocinar algunas partes del cuerpo de Carabajal, Tula indicó que su intención era "hacerla desaparecer más fácil".
En el 2007, Tula fue sentenciado a cadena perpetua como autor responsable del delito de "homicidio calificado por alevosía e incumplimiento de deberes de asistencia familiar". En 2009, la Corte de Justicia de Salta desestimó el recurso de casación interpuesto por la defensa del asesino y ratificó la condena.
La novia del homicida, que acababa de ser mamá, también recibió un castigo por encubrimiento, pero fue mucho menor.
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