Allá están entregando

Ingeniera chanta: les tejió un verso a costureros salteños

La acusada, Irma Sofía Marcial Acosta, se presentó a declarar el lunes pasado y quedó detenida. Las personas afectadas pagaron sumas de entre 2 y 24 mil pesos.

Alumnas de un curso de tejido dictado en la escuela, Joaquín Castellanos, denunciaron a Irma Sofía Marcial Acosta por maniobras de fraude con la supuesta compra de máquinas industriales y lana, las que nunca llegaron y por las cuales las personas afectadas pagaron sumas de entre 2 y 24 mil pesos.



La imputación penal contra Marcial Acosta por el delito de estafa, alcanza un total de once hechos. La causa penal es llevada adelante por la Fiscalía de Delitos Económicos Complejos, la que solicitó la mantención de la detención de la acusada.



El lunes pasado, Marcial Acosta, contra quien ya había un pedido de detención solicitado por la fiscal, María Eugenia Guzmán, se presentó en la sede de la fiscalía, en calle Santiago del Estero al 600, junto a su abogada particular a fin de someterse a la audiencia de imputación.La mujer había sido  notificada de la acusación penal, tras lo cual accedió a prestar declaración, oportunidad en la que negó las denuncias realizadas en su contra y brindó distintas excusas respecto a la adquisición de las máquinas de tejer, las que no fueron consistentes.



Concluida la audiencia, y dado que el pedido de captura estaba vigente, la fiscalía ordenó el arresto de la acusada, contra quien luego solicitó que se mantenga la detención a fin de garantizar el normal trámite del proceso penal.



Según los damnificados, Marcial Acosta hacía gala de su profesión como ingeniera y como empleada de una empresa minera, gracias a lo cual viajaba de manera constante a países como Chile y Perú, donde conocía a gente que vendía las máquinas.



Asimismo, aseguraba que el traslado no era un problema, puesto que la empresa para la que trabaja se encargaría de ello. Las personas que la denunciaron afirmaron que hicieron pagos de entre 2 mil pesos y en algunos casos de hasta 24 mil pesos.



Todos señalaron que posteriormente, Marcial Acosta comenzó a llamarlos y a pedirles más dinero debido a distintos inconvenientes, y que los pagos se hacían en su vivienda, en la calle Belgrano al 600, en un departamento del primer piso. Con el tiempo, y ante la insistencia de los alumnos por las máquinas, Marcial Acosta brindó distintas excusas, como que estaban varadas en la Aduana en Buenos Aires, lo que llevó a los damnificados a investigar en internet y descubrir que la acusada tenía antecedentes por estafas.



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