En pleno juicio

Enfermero asesinado: un relato inesperado sobre un WhatsApp podría cambiar todo

Vecinos y allegados a Leopoldo Núñez aportaron nuevas pistas que harían "zafar" a Jonatan Corvalán, el único sospechoso.

Durante la segunda jornada del juicio contra Franco Corvalán, acusado del crimen de Federico Leopoldo Núñez, un enfermero que vivía en barrio Castañares, surgieron relatos de vecinos que podrían dar un vuelco inesperado en el caso. 



Cuenta el sitio Que Hacemos Salta que el testimonio clave fue el de Carmen Rosa Beltrán, cuya vivienda colinda con la de Núñez. Era una persona de confianza; el enfermero le había hecho una copia de la llave de la casa y la mujer entraba y se movía con comodidad. Hasta compartían el WiFi y ese fue el dato revelador.



Contó que la última vez que vio al hombre fue horas antes del crimen, alrededor de las 15.30, hora habitual de su regreso a casa. Se saludaron, todo fue normal.



La mujer recordó que ese día quiso conectarse a internet pero no podía hacerlo. Le pareció raro. El auto había sido arrancado como todo los días a las 6.40, horario en que Núñez solía ir rumbo al trabajo. Cuando quiso entrar a limpiar la casa no pudo. Ingresó su llave por el tambor de la cerradura pero ésta estaba trabada. Intentó varias veces. Cuando miró el frente de la casa vio que la ventana del dormitorio del enfermero estaba entreabierta.



Decidió escribirle un WhatsApp. “Poly, te dejaste la ventana abierta”, decía el mensaje que nunca tuvo respuesta. Ya había notado algo raro. Las horas pasaban, el auto no volvía a la casa, Núñez tampoco.



Ya habían pasado dos días. Y lo peor se descubrió el sábado 3 cuando, como declaró ayer, Andrés Moya, vecino de la víctima, entró desesperado por la ventana entreabierta y encontró a su tío.



Silvana Arancibia, hija de Beltrán, también tenía una relación cercana al enfermero. Vive en el fondo de la casa de su mamá, en una ampliación. Esa noche estaba junto a su esposo, Roberto Martín Velásquez y recordaron un fuerte grito que se escuchó desde afuera de la casa.



“Poly se mató o algo le hicieron”, dijeron ante el tribunal de juicio. Velásques entró a la casa y contó que “se veía un charco de sangre y que el cuerpo fue arrastrado”.




Ninguno de los vecinos reconoció al imputado Franco Jonathan Corvalán. Dijeron no haberlo visto nunca antes.


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