Archivo del Crimen

El otro caso de policías asesinos que conmocionó a Salta: lo mataron y lo enterraron

El productor Guillermo Arenas Soliz fue ultimado de un balazo por la espalda que le propinó el sargento Celso Cruz, en Apolinario Saravia.

Esta semana conmocionó a Salta el asesinato del menor Nehemias Nahuel Salvatierra (17) cometido, en pricipio por un efectivo de la Policía de Salta, en barrio Solidaridad. El historial de crímenes por miembros de la fuerza -caratulados de forma coloquial como gatillo fácil- no tiene sólo ese caso en el triste listado. Guillermo Arenas Soliz es uno de los tantos que lo integran.



Arenas Soliz era un productor agrícola (cultivaba sandías) boliviano, radicado en Apolinario Saravia. Tenía 51 años.

El 25 de noviembre de 2008 fue últimado de un balazo que disparó a sus espaldas un muchacho identificado como Celso Cruz, de profesión policía.



Un dato que no podemos obviar en este caso es que Cruz y otros oficiales tomaron contacto con Arenas Soliz luego de que la pareja del extinto, Cervanda Matorras, lo denunciara por violencia de género. Por ese motivo lo llevaron a la subcomisaría zonal. Esa fue el último lugar en el que vieron con vida al productor. 



Después de matar a su víctima, el servidor público robó el dinero que el agricultor tenía en su poder, producto de la venta de una cosecha. Eran 8 mil dólares y 20 mil pesos.



Con la complicidad de otros compañeros de la fuerza, Cruz llevó el cadáver unos 14 kilómetros antes de Las Lajitas y lo enterró a un costado de la ruta 5. 



Una vez encontrado el cadáver, los agentes Sergio Ocampo, Luis Santana; el sargento Francisco Díaz y el oficial Rodolfo Rodríguez fueron detenidos. Las sospechas recayeron en ellos dado que nunca registraron el ingreso de Arenas Soliz a la dependencia policial. 



Tras 16 días de pesquisas, los efectivos de la Brigada de Investigaciones de Joaquín V. González lograron obtener la información necesaria para detener al cabo Celso Cruz (26), quien la noche de la desaparición del productor asesinado no estaba en la dependencia. Se supo que el efectivo mantenía una relación amorosa con la hija de su superior Díaz, quien lo habría ayudado a desaparecer el cuerpo. 



La verdad se mantuvo entre sombras hasta que Cruz se quebró y confesó ser el autor del crimen. 

Tuvieron que pasar casi 4 años hasta que se hizo justicia. El 20 de abril de 2012 la Cámara II del Crimen condenó a los ex policías -para entonces exonerados de la fuerza- Celso Cruz, Luis Alberto Santana y Francisco Bonifacio Díaz a cadena perpetua por hallarlos culpables de homicidio calificado, mientras que a Cirilo Cruz, jornalero y hermano de Celso, le dictaron dos años de cárcel por encubrimiento.



Los efectivos Sergio David Ocampo y Rodolfo Andrés Rodríguez fueron absueltos por el tribunal, integrado por los magistrados Carlos Pucheta, Bernardo Ruiz y Angel Longarte.

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