nota curiosa

¿Por qué nos ponemos sentimentales cuando tomamos alcohol?

Beber influye en nuestra personalidad en una variedad de maneras, algunos se ponen felices, otros agresivos o impulsivos. Sin embargo todos, o al menos la mayoría que ha tomado alcohol de más alguna vez, hemos sido el borracho emocional. La pregunta es, ¿por qué?

¿Qué le ocurre al cerebro cuando te emborrachas y no recordás nada? Probablemente nos ha pasado a todos alguna vez: fiesta, música, una, dos o tres copas de más…

El alcohol afecta a todo el organismo y el cerebro no se podía escapar. Por eso te transformas en el borracho llorón/agresivo/feliz/tímido, pero no es tu culpa. Mental Floss nos explica la ciencia detrás de esos sentimientos que no puedes dejar de tener cuando bebes más de la cuenta. 

Una vez que el alcohol llega al estómago, una porción de líquido es absorbido por la sangre a través del revestimiento del estómago, mientras que la mayor parte termina en el intestino delgado. El alcohol que se disuelve en el agua de la sangre viaja a través del torrente sanguíneo y es procesado por el hígado antes de ser excretado. Sin embargo, antes de que esto ocurra, cruza la barrera hematoencefálica (BBB), lo que significa que puede entrar directamente en el cerebro a través de la circulación y los procesos mentales.

El alcohol es un depresivo, pero no de la forma en que un trago ocasional nos pone psicológicamente “deprimido” (aunque la investigación también señala una correlación entre el consumo excesivo de alcohol y la depresión). Por el contrario, un depresor incita a una reacción química que reduce la actividad del sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal), responsable de la interpretación de señales sensoriales, el control de la función motora, el pensamiento, el razonamiento y la regulación de las emociones.

Una vez que la barrera se rompe, el alcohol se asienta en la corteza cerebral, la delgada capa de células (también conocida como materia gris) que cubre el cerebro y el cerebelo. El alcohol altera el flujo normal de neurotransmisores a través de las conexiones sinápticas de la corteza, y entramos en un estado alterado. Primero afecta las inhibiciones, que normalmente la corteza libre de alcohol mantener bajo control. Nos volvemos más habladores, seguros y nuestro mejor juicio comienza a desaparecer.

A medida que se consume más alcohol, estos efectos se empiezan a agudizar y afectar el sistema límbico, que se cree es el centro emocional del cerebro y se encarga de controlar nuestras emociones y conducta, incluso la formación de recuerdos a largo plazo.

En la corteza se interrumpen las señales eléctricas de la sinapsis y entonces no podemos interpretar la información correctamente. El sistema límbico, que normalmente mantiene nuestras emociones bajo control, ahora nos somete a cambios de humor y estados exagerados. Esto puede manifestarse en situaciones como malinterpretar las intenciones de alguien (la causa de la mayoría de las peleas en la barra), la incomprensión, la amplificación de sentimientos, o simplemente decir algo embarazoso o lamentable.

Debido a que el sistema límbico es también responsable de ayudar a formar recuerdos, existe la probabilidad añadida de que el exceso te haga incapaz de recordar lo que hiciste o dijiste al día siguiente.

Nuestras emociones de borrachos generalmente son versiones exageradas de nuestra personalidad sobria, así que si eres un dramático al teléfono, mejor tomá agua.

Fuente: gizmodo.com

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