Malcorra, otra vez será

¿Por qué la elección de Antonio Guterres para ser secretario general de la ONU no es democrática?

La votación no es en las urnas sino "sacando varillas": un sondeo "informal" y supersecreto de unos pocos que deciden quién será el diplomático de más alto rango del planeta.


Así es como transcurre la elección del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que acaba de designar al portugués Antonio Guterres como su principal funcionario y vocero.



El nombre de Guterres, de 67 años, fue el claro favorito, tal como quedó demostrado en las sucesivas rondas de votaciones informales entre los miembros del Consejo de Seguridad.



Este jueves, su nombre será presentado al pleno de la Asamblea General del organismo y seguramente será ratificado sin mucho trámite.



Y son pocos los observadores que cuestionan la idoneidad de este político, ex primer ministro de su país y cabeza de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) durante una década.



Pero lo que sí está en el foco de la tormenta es el procedimiento por el que la ONU decide quién ocupará la silla de su cargo máximo.



El sistema de votación ha sido criticado por oscuro y antidemocrático y la campaña por lograr reformas suma firmas en todos los rincones del mundo.



Pero, ¿por qué el organismo internacional que se define como custodio de "la paz y la seguridad de los pueblos" y foro contra "la injusticia en el mundo" no regula sus propios mecanismos de elección internos?



Nueve nombres, mucha historia

Tradicionalmente, la renovación del secretario de la ONU ocurre cada diez años: el mandato original, de cinco, es renovable por un segundo período.



A cargo de la Secretaría General, el órgano administrativo, el actual titular es el surcoreano Ban Ki-Moon, nombrado en 2007 en reemplazo de Kofi Annan.



Pero lo cierto es que poco está escrito sobre cómo debe darse la sucesión, empezando por el escueto artículo 97 de la Carta de la ONU de 1945.



Allí se estipula solamente que el candidato "debe ser nombrado por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad".



Luego, una resolución posterior determinó que el Consejo lideraría el proceso de selección y que lo haría en sesiones privadas para luego elevar un único candidato consensuado a la Asamblea General.



Así se estableció el sistema de straw-polls: aunque el nombre en inglés alude al informal sistema de sorteo extrayendo varillas al azar, se trata en realidad de unos sondeos no vinculantes en el seno del Consejo.



En ellas, sus 15 miembros "alientan", "desalientan" o "no opinan" sobre la postulación de cada candidato.



Esta vez, en la sexta votación y con una inusual muestra de unidad, los embajadores del Consejo anunciaron su apoyo a Guterres por 12 "alientos", ninguna objeción y tres abstenciones.







¿QUÉ HACE LA SECRETARÍA DE LA ONU?

A su cargo está el secretario general




  • Administra las operaciones de mantenimiento de la paz




  • Media en controversias internacionales




  • Examina tendencias y problemas económicos y sociales




  • Prepara estudios sobre derechos humanos y desarrollo sostenible




  • Es vocero ante los medios de comunicación de la labor de la organización entera








Negociaciones y conveniencias

Las cifras de votación, supuestamente secretas, se han filtrado a los medios a la velocidad del rayo en esta ocasión. Pero los dimes y diretes de lo que ocurre a puertas cerradas no siempre se conocen.



¿Qué factores geopolíticos entran en juego y qué negociaciones ocurren tras bambalinas para llegar a un nombre?



El problema, señalan los críticos, es que el proceso no es transparente ni abierto. Son 15 personas que eligen al primer funcionario de una secretaríaque tiene casi 50.000 en todo el mundo.



Más aún: escogen a la persona que influirá en el devenir de 193 Estados y 7.000 millones de personas.



La primera razón para justificar el mecanismo es histórica: en los 70 años de la Secretaría, el Consejo de Seguridad siempre ha sido responsable de la nominación.



"Es deseable que el Consejo se encargue de proferir un único candidato para ser considerado por la Asamblea y que se evite el debate sobre la nominación en la Asamblea", dice una resolución interna de 1946.



Más exactamente, son los cinco miembros permanentes -China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, a los que se conoce en la jerga como "P5"- los que tienen mayor peso específico en la elección.



"La decisión en el Consejo de Seguridad se toma por una mayoría de nueve votos... El papel, sin embargo, no refleja la realidad. En la práctica, el Secretario General se elige en negociaciones entre los cinco Estados miembros permanentes", apunta el abogado de derecho internacional Carlos Espósito, autor del blog Aquiescencia, en diálogo con BBC Mundo.



"Este año se suponía que sería el turno de (un candidato de) Europa del Este, pero ninguno de los candidatos de esa región logró el respaldo de los cinco miembros permanentes", apunta el periodista Rafael Mathus, quien cubre la elección en la sede de la ONU en Nueva York para La Nación de Argentina.



Los P5, los únicos con derecho a veto, no sugieren candidatos de sus países para el puesto de secretario, para evitar una mayor concentración de poder. Aunque esto es más un acuerdo tácito que una regla escrita.



Algunos analistas señalan que la elección concentrada en las 15 cabezas es un modo de evitar presiones externas o limitar las "instrucciones de ningún gobierno ni de ninguna autoridad ajena a la Organización", prohibido por la Carta de la ONU.



Por eso también las straw-polls son anónimas y la organización no difunde resultados oficiales de cómo transcurrieron.



Pero los embajadores pueden "alentar" a varios candidatos en el proceso, y las complejas variables de prioridades e intereses geopolíticos que entran en juego hacen que cada ronda arroje resultados difíciles de predecir -y explicar- desde afuera.



Después del primer sondeo, el 21 de julio pasado, el experto de la ONU Richard Gowan lo puso en términos contundentes: "Cualquier persona que afirme saber quién va a estar al frente de las Naciones Unidas dentro de un año es un vidente, un fantasioso o un mentiroso".



Los observadores más cínicos señalan que históricamente la elección ha sido un mero acto de conveniencia conjunta: "Se optaba por quien se considerase que tenía menos posibilidades de dar problemas", apunta Julian Borger, editor internacional de The Guardian y conocedor de los procesos al corazón de la ONU.



"Transparencia ya"

La opacidad en la selección del secretario ha sido objeto de críticas, y la reforma para que se aumente la legitimidad del proceso cuenta con avales sostenidos alrededor del mundo.



Lo piden organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, pero también países miembro, como India o Canadá, que llevan años abogando por una menor concentración de poder en el Consejo y los P5.



La reivindicación tiene incluso campaña propia: "1 para 7 mil millones", se llama, y son parte de ella 750 ONGs y grupos como Amnistía Internacional, Avaaz, el Foro de Políticas Globales o la Red Latinoamericana de Acogimiento Familiar.



"Durante los últimos 20 años, la gran mayoría de los gobiernos han coincidido en que el proceso actual no es el adecuado para escoger al mejor candidato posible con los procesos de selección de personal modernos. El proceso está reñido con los propios principios e ideales de la ONU", señalan.



Mujeres en la ONU

"Trabajan a puertas cerradas, sin tener en cuenta requisitos o criterios de selección. Es frecuente que se celebren 'pactos de trastienda' en los que, por ejemplo, se exige que los candidatos prometan puestos de alto nivel en la ONU para los miembros permanentes del Consejo a cambio de su apoyo", apunta Yvonne Terlingen, del Steering Committee que es parte de la campaña.



Además de una mejor "definición del puesto", piden un escrutinio público de la elección y rechazan la práctica del candidato único propuesto por el Consejo de Seguridad a la Asamblea, sin más opciones.



Sugieren también otorgar mandatos de 7 años no renovables para evitar intrigas electoralistas.



Reclaman, asimismo, por la histórica desigualdad de género en la Secretaría: parecía que esta renovación de autoridades abriría la oportunidad para que una mujer ocupara el cargo por primera vez -había siete entre los 13 candidatos en carrera, entre ellas la canciller argentina Susana Malcorra- , pero el nombramiento de Guterres puso fin a esa aspiración.



Sitio de la campaña

Cuando fracasó un intento anterior, en 2006, un diplomático asiático pintó el cuadro de situación con una cita bíblica: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que una mujer sea Secretaria General de las Naciones Unidas".



Aires de cambio

Sin embargo, esta elección bien puede ser considerada la más democrática jamás vista en el organismo internacional.



Por primera vez, la ONU se propuso hacer un "proceso abierto y transparente", según lo expresó el presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft.



¿En qué mejoró el proceso? Por una parte, los países miembro recibieron una invitación para presentar candidatos ante el presidente de la Asamblea General.



Y los aspirantes al cargo tuvieron una suerte de entrevista de trabajo informal , en la que debieron hacer una presentación de sus planes de gestión y responder preguntas delante de representantes de los 193 países miembro.



 

También se hicieron debates públicos sin precedentes en Nueva York y Londres, abiertos a individuos y organizaciones de la sociedad civil.



También, por cierto, la misma ONU ha dado señales de querer renovarse en materia de género:



"Convencidos de la necesidad de garantizar la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en el acceso a los altos cargos de decisión, animamos a los Estados miembro a considerar la presentación de mujeres además de hombres", se lee en una carta conjunta de diciembre pasado del Consejo y la Asamblea.



Aunque, claro, una vez concluidos los "diálogos informales", el Consejo cerró sus puertas y se puso a sesionar. Otra vez, las straw-polls definieron al reemplazo de Ban. Otra vez, no fue una mujer.


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