Internas demócratas

Hillary Clinton será la primera mujer candidata a presidente de EE.UU.

Derrotó en las internas partidarias al senador Bernie Sanders y enfrentará al candidato republicano Donald Trump en las elecciones generales de noviembre.

Ocho años después de perder ante Barack Obama la posibilidad de pelear por la Casa Blanca, Hillary Clinton logró hacer historia tras otra dura interna demócrata y se convirtió en la primera mujer en ser candidata presidencial del país más poderoso del mundo.



Con más de 13 millones de votos, Hillary, la candidata que más respaldo obtuvo durante las primarias, logró reunir la cantidad suficiente de delegados para ser ungida abanderada del Partido Demócrata en la convención que se realizará en Filadelfia a fines de julio. Anoche se perfilaba como la clara ganadora del último "supermartes" de las internas.



A sus 68 años, y con una extensa trayectoria política como primera dama, senadora y secretaria de Estado, Hillary, un ícono del establishment, se enfrentará en noviembre a Donald Trump, el outsider que logró ascender a los más alto de la política nacional sin temor a ignorar las convenciones con un mensaje populista, racista y xenófobo. Ambos candidatos tienen algo en común: una alta imagen negativa.



Hillary celebró rodeada por el calor de sus seguidores en Brooklyn, en el Navy Yard, un ícono de la transformación económica del país: antaño albergaba los astilleros donde se construían navíos; ahora es un parque industrial moderno que congrega a más de 200 empresas.



"¡Hillary! ¡Hillary! ¡Hillary!", gritaba la multitud que se acercó hasta uno de los galpones del parque, luego de recorrer largas colas y atravesar controles de seguridad similares a los de los aeropuertos. Las gradas quedaron tapadas por las banderas de Estados Unidos que ondeaban en el aire.



"Estuve esperando este momento desde 1992, cuando ella hizo campaña para su marido", dijo a La Nación Carolyn Douglas, psiquiatra de 62 años, que trabajó como voluntaria para la campaña de Hillary en 2008, y luego "aprendió a querer a Obama".



Ella pronosticó un triunfo por paliza en noviembre y desestimó todas las críticas que han caído sobre los hombros de la ex primera dama en tres décadas de exposición pública.



Lilev Katz fue una de las seguidoras más jóvenes que llegaron hasta Brooklyn para el acto de Hillary: tiene siete años, y ni siquiera había nacido la última vez que Clinton buscó la Casa Blanca. Cuando La Nación le preguntó qué le parecía que una mujer fuera presidente, gritó todo su entusiasmo: "¡Es hora!". Más calma, su madre, Elissa Swift, de 42 años, se deshizo en elogios a la demócrata, y se preocupó por marcar las diferencias con quien será su rival en noviembre. "A diferencia de Trump, no toma nada a la ligera, y nadie ha trabajado tanto como ella para llegar hasta donde llegó", dijo.



En Brooklyn, como en otros actos en otros rincones del país, los seguidores de Clinton que se acercaron a celebrar el éxito de su candidata mostraron un rasgo distintivo de su coalición: una lealtad que parece inquebrantable y que hace oídos sordos a las críticas que han acompañado cada movimiento político de la demócrata.



"Es la persona más calificada y por eso la apoyo. No porque sea mujer, sino porque es la más calificada, y se ha pasado su vida sirviendo a los demás", definió Susan James, de 61 años. "Superó la prueba del tiempo", agregó.



Lance Erickson, un profesor universitario de estadística, relativizó cualquier defecto al afirmar que todos los candidatos enfrentan críticas y que "nadie es perfecto". En el caso de Hillary, agregó, la mayoría de las cosas que se dicen de ella son "inventos".



"Es importante para nuestro país que una mujer sea candidata. Demuestra progreso, al igual que la candidatura de Barack Obama mostró progreso hace cuatro años", agregó.



Controversias



La fiesta de Hillary no quedó exenta de polémicas. Al igual que Obama en 2008, logró imponerse en las primarias gracias al apoyo de los "superdelegados", funcionarios, legisladores, donantes y miembros del partido que pueden votar con libertad a cualquier candidato. La agencia AP anunció en la víspera que Clinton tenía el respaldo de casi 600 "superdelegados", según un sondeo propio. Eso, sumado a los votos que consiguió en las internas contra el senador socialista Bernie Sanders, le permitió alcanzar el "número mágico" de 2382 delegados.



Hillary Clinton ha logrado además acumular una diferencia respecto de Sanders mayor que la de Obama respecto de ella en 2008.



Apenas se conoció la noticia, la campaña de Sanders dijo en un comunicado que era "desafortunado" que los medios se apresuraran a declarar ganadora a Clinton cuando el voto de los delegados sólo se conocerá en la convención de Filadelfia. Hasta antes de que se conocieran los resultados de ayer, Sanders, la otra revelación política que ha dejado la temporada de primarias, prometió insistir en la pelea y seguir con su campaña

Poco pareció importar la resistencia de Sanders anoche en Brooklyn, donde miles de personas fueron testigos de la historia y del inicio de la pelea más ansiada por Hillary, que ahora quedó a sólo una elección de hacer historia, otra vez.

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