Un horror

Fue a un baño público y había un hombre escondido que intentó violarla

La mujer sabía defensa personal y se defendió hasta que llegó la Policía.

Kelly Herron es una mujer muy normal de Seattle, Estados Unidos (o al menos así se describe ella). No es exactamente una atleta de alto rendimiento, pero sale a correr muy seguido y se mantiene en excelente forma. Cuando llegó una empresa a ofrecer clases de defensa personal en su oficina, se inscribió sin dudarlo. Le pareció una nueva e interesante manera de mantenerse activa.



Un día Herron había decidido correr por los “jardines dorados” de Seattle, como ya había hecho antes en varias ocasiones sin ningún problema. No tenía cómo esperar lo que enfrentaría.



A los seis kilómetros, en un recorrido de 16, decidió darse un descanso y pasó a un baño público donde había otras dos mujeres… y un hombre escondido en uno de los cubículos.



Gary Steiner había sido detenido en Arizona por delitos sexuales. Steiner esperaba que una de las mujeres se quedara sola, sin importarle cual: el destino, en su extraña sabiduría, decidió que sería Herron.





Kelly describe los hechos de forma aterradora:



“Me empujó al piso (apenas me quedé sola), golpeó mis rodillas y piernas, y luego nos pusimos a pelear en el sueño del baño”.



Como una verdadera Arya Stark, Kelly comenzó a gritarle: “¡No hoy, hijo de puta!”



“No me podía convertir en una de las víctimas silenciosas y anónimas: hay un mensaje de supervivencia que es demasiado importante para quedarse sin hablarlo. Estoy agradecida de haber encontrado a la gente correcta para contarlo. Espero que esto anime a las mujeres a nunca dejar de pelear”.



En clases de defensa personal, publica el medio UPSOCL, le habían enseñado los lugares delicados y blandos que tiene el cuerpo. El resto, cuenta, lo aprendió en algunos de los descansos de la escuela.



Luego de arañarle el rostro y reducir al criminal a golpes, alguien que pasaba fuera del baño se acercó a ver qué pasaba y juntos lo encerraron en uno de los cubículos.



“Mi peor pesadilla al correr se hizo realidad: tras seis kilómetros recorridos, paré a usar el baño y fui atacada por un hombre escondido en uno de los cubículos (la línea roja es mi GPS). Luché por mi vida gritando (“¡No hoy, hijo de p*ta!”), arañando su cara, golpeándolo y desesperadamente tratando de escapar. Nunca me rendí. Logré encerrarlo en el baño hasta que llegó la policía. Afortunadamente, acababa de tomar clases de defensa personal que ofrecían en el trabajo y usé todo lo que aprendí"



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