Matías Isola

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Messi debe volver a la Selección, pero sin caprichos

Es un secreto a voces que el rosarino volverá a vestir la camiseta celeste y blanca, pero seguramente rodeado de otros jugadores. Se impone un barajar y dar de nuevo.

A una semana del intempestivo anuncio de Lionel Messi, los ánimos se calmaron y la calentura por la derrota va en descenso. Más allá de que la herida por una nueva chance desperdiciada tardará en cicatrizar, se impone un barajar y dar de nuevo. Por el bien de la Selección, y por la dinámica misma del fútbol.

 

En las últimas horas trascendió que el crack del Barcelona (de vacaciones en Bahamas) tendría decidido volver a vestirse la celeste y blanca, pero no en el corto plazo. "Va a volver, y ya tiene Rusia 2018 como obsesión", sentenció un ex compañero de la "Pulga" que compartió con él tres Mundiales: Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. A su vez, el kinesiólogo de la Selección y amigo de Messi, Marcelo D´Andrea, alimentó la versión: "No tengo dudas de que va a jugar el Mundial. Le tengo mucha fe. Hay que dejarlo tranquilo. Confío en su silencio. Él ama la Selección. Da todo por su país". Si bien la confirmación no fue oficial, es un secreto a voces.

 

Ahora bien, la marcha atrás en la decisión de Messi es un dato sumamente positivo y alentador para la Selección, de eso no hay dudas. Lo que no es un detalle menor es que el rosarino deberá adaptarse a otro esquema de juego, y fundamentalmente a otro vestuario (¿le queda mucha cuerda a Gerardo Martino?). Son varios los futbolistas que cumplieron un ciclo, y más allá de su condición de "amigos" de Messi, no merecen seguir en el equipo. Ya tuvieron su oportunidad y es tiempo de un recambio que se impone por decantación.

 

Sobre gustos no hay nada escrito y en Argentina somos 40 millones de entrenadores. Pero es indiscutible que los Agüero, Di María, Higuaín ya tuvieron chances de sobra (dos Mundiales, sin ir más lejos). La camada que viene no es garantía de nada, pero el recambio generacional es inexorable.

 

Por otra parte, y desde el plano estrictamente futbolístico, es indudable que los delanteros argentinos fallaron en los momentos claves y decisivos. La Selección disputó tres finales en años sucesivos (todo un mérito), pero no supo ni pudo convertir. Como contrapartida, el arquero y la defensa estuvieron a la altura de las circunstancias y no recibieron goles. Toda una paradoja para un país con delanteros de exportación que se cotizan en las grandes ligas.

 

Particularmente nunca dudé de que Messi volvería a la Selección. Su declaración fue en caliente, cargada de impotencia, y había que tomarla como tal. Su presencia seguirá siendo un plus y un lujo para nuestro fútbol. Pero de una vez por todas habrá que armar un verdadero equipo, que acompañe a Messi y que explote su talento al servicio de lo colectivo. Si seguimos esperando el milagro de que frote la lámpara y con una genialidad nos salve, estamos fritos. Podrá suceder esporádicamente, pero no siempre.

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