Matías Isola

Que Pasa Salta
Columna de opinión

La desgracia ajena, el consuelo del hincha salteño

En el último tiempo, el aficionado salteño se acostumbró a festejar las penurias ajenas más que los éxitos propios.

Mientras Atlético Tucumán pelea por entrar a la próxima edición de la Copa Libertadores y Gimnasia y Esgrima de Jujuy no se resigna en el Nacional B, los equipos salteños continúan sumergidos en el ostracismo deportivo. Un ejemplo cabal de ello se vivió en el transcurso de la semana con la gastada de los hinchas de Juventud Antoniana a sus pares de Central Norte por el recordado partido donde el conjunto azabache perdió la categoría. Esta columna no está en contra del folclore (al contrario), pero sí pretende contextualizar la cargada.



En el último tiempo, el aficionado salteño se acostumbró a festejar las penurias ajenas más que los éxitos propios. Resignados ante la falta de respuestas futbolísticas por parte de sus equipos, los hinchas miran la vereda de enfrente y cruzan los dedos al mejor estilo "Mostaza" Merlo para que le vaya mal al clásico rival. Esto pasó siempre y es natural que así sea, pero lo alarmante es que se volvió sistemático. La mediocridad llegó para quedarse.



Hoy se vivirá una nueva jornada de definiciones, donde Gimnasia y Tiro y Juventud se disputarán la segunda ubicación del grupo y la consecuente clasificación a la próxima fase del torneo. Salvo un milagro, uno de los dos quedará fuera de competencia. Y nuevamente tendremos que hablar de un fracaso deportivo y de un ascenso postergado. Uno más y van.



A excepción de la Copa Argentina, los clubes salteños desde hace rato no figuran en las primeras planas nacionales. Se perdió terreno y prestigio. Y lamentablemente en el corto plazo no se avizoran cambios significativos que apunten a objetivos altos.



La ecuación para cambiar la mentalidad es tan sencilla como compleja. El público volverá a las canchas cuando hayan proyectos serios y perdurables en el tiempo. A su vez, los proyectos llegarán de la mano de dirigentes ambiciosos. De no ser así, habrá que agachar la cabeza y conformarse con lo que hay. Un presente mediocre y poco auspicioso. Si las cosas no cambian, tristemente esta columna tendrá en un año la misma validez. Será cuestión simplemente de cambiarle la fecha.



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