Matías Isola

Que Pasa Salta
El futuro del Santo

Juventud está herido de muerte y necesita "dadores" para recuperarse

Fue el presidente de la institución, José "Pepe" Muratore, quien graficó la delicada situación: "Juventud puede desaparecer y terminar siendo un club de barrio".

Durante la semana el presidente de Juventud Antoniana, José "Pepe" Muratore, admitió la delicada situación que atraviesa el club e hizo pública una autocrítica de sus tres años y medio de gestión. En diálogo con Rumbo Deportivo, el mandamás admitió: "Estamos tocando fondo, no me da vergüenza pedir auxilio". Y formalizó un llamado a todos aquellos interesados en colaborar: "Lo mejor que le puede pasar a Juventud es que se arrimen los antonianos".



Las declaraciones de Muratore no pasaron desapercibidas y generaron una notable repercusión. Para algunos opositores el "pedido de auxilio" no fue más que un acto de demagogia. En cambio, otros consideran que puede significar un punto de inflexión para el futuro inmediato del club de Lerma y San Luis. Lo que está claro es que el presidente logró un golpe de efecto con su mea culpa. El tiempo dirá si el oficialismo antoniano tiró un manotazo de ahogado o si efectivamente convocó a la unidad.



Los opositores nucleados en la agrupación Nuevos Socios Protectores (impulsaron la candidatura de Juan Barbarán en las últimas elecciones) se mostraron escépticos con las declaraciones de Muratore y citaron un ejemplo reciente: ofrecieron un predio para que entrenen las inferiores y la propuesta fue rechazada por el oficialismo. Y más atrás en el tiempo, recordaron el derecho de admisión que se le aplicó al ex dirigente Ezequiel Llanos. A propósito, el titular de la institución responsabilizó a la Comisión Directiva sobre dicha decisión y permitió una doble lectura: ¿fue una estrategia para lavarse las manos o verdaderamente no estaba al tanto de la situación?



"Las puertas del club están abiertas", fue la convocatoria del titular antoniano para todos aquellos que discrepan con la actual gestión. Habrá que ver si existe voluntad real de ambas partes de sentarse a una mesa de diálogo y sacar adelante a Juventud. Lamentablemente el Santo fue noticia en los últimos tiempos por escándalos (festejo por el centenario, elecciones suspendidas, denuncias de fraude) y poco por avances institucionales o logros deportivos (a excepción de la semifinal del año pasado).



El Santo está herido de muerte y se necesita una acto de grandeza para sacarlo adelante. Si las palabras no son acompañadas con hechos concretos no dejan de ser eso, palabras. Fue el mismo Muratore quien enfatizó: "Juventud puede desaparecer y terminar siendo un club de barrio". La dura advertencia pone en evidencia que la situación es alarmante. A nadie le gusta "hacerse mala prensa".



Muratore dio el puntapié inicial y Juventud se encuentra ante una oportunidad histórica si la sabe aprovechar. Los hinchas deberán aportar su granito de arena, asociarse e involucrarse. En tanto, los dirigentes deberán dejar de lado sus egos y empujar para el mismo lado. Demasiadas ventajas dio el Santo en este último tiempo. Ya no se puede dar ese lujo. Están en juego la historia, el prestigio, y fundamentalmente el futuro de uno de los clubes más populares del norte argentino.

 

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