Matías Isola

Que Pasa Salta
Federalismo trucho

Gimnasia y Juventud lo comprobaron: Dios atiende sólo en Buenos Aires

Los equipos del Federal A se vieron perjudicados en el reparto de la torta tras la rescisión del contrato de Fútbol Para Todos.

Por si hiciera falta, la rescisión del contrato de Fútbol Para Todos sacó a relucir las enormes diferencias que existen entre los equipos del Interior y los de Buenos Aires en términos económicos. Una brecha que se acrecienta con el paso del tiempo y que poco parece importarle a los dirigentes del fútbol argentino, hoy por hoy desvelados por otras cuestiones.



Los equipos del Federal A recibirán 234 mil pesos por la interrupción del contrato entre la AFA y el Gobierno (el mismo monto que la Primera C). Una auténtica burla si se compara con la Primera B Metropolitana, cuyos equipos percibirán una suma de 648 mil pesos. La comparación no es caprichosa, el Federal A y la Primera B Metropolitana conforman la tercera categoría del fútbol argentino. ¿Acaso no correspondería que ambas cobren lo mismo? El sentido común parece ser el menos común de los sentidos en este caso, más aún si se tienen en cuenta los viajes y las distancias que recorren unos y otros.



El centralismo porteño forma parte de la historia argentina y sigue más vigente que nunca. En ese sentido, el fútbol no es la excepción. En el caso puntual de Salta, Gimnasia y Tiro y Juventud Antoniana se verán perjudicados por la inexplicable diferenciación al momento del reparto de la torta. Más aún teniendo en cuenta que el prolongado parate atentó contra la finanza de los clubes y cualquier ingreso extra se constituye en una bocanada de oxígeno. Sin ingresos por recaudaciones y sólo con el subsidio del Gobierno provincial, los números están en rojo. Sin actividad oficial, los dirigentes hacen malabares para pagar los sueldos de jugadores, cuerpo técnico y empleados en general, y los retrasos se tornan moneda corriente.



Por estas horas se habla de cifras exorbitantes, de derechos televisivos, de Superliga, de asambleas, de elecciones. Sin embargo, a nadie parece interesarle las desigualdades entre los poderosos del Área Metropolitana y los del Interior. Sería bueno que los dirigentes dejen de lado la sumisión y los intereses personales para defender a los clubes como corresponde. Dicen que Dios está en todas partes pero que sólo atiende en Buenos Aires. Es hora de desterrar ese viejo refrán.

 

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