Matías Giliberti

Que Pasa Salta
#Opinión

El fútbol, la vida misma: para conquistar hay que ser como el Leicester

No siempre es el más armado y con mejor pinta el que grita campeón. Te explico por qué.

Quién se hubiera imaginado, hace unos meses atrás, que un equipo chico como el Leicester inglés hoy se consagraría campeón de la Premiership (el torneo de fútbol más antiguo del mundo, que se juega en Inglaterra). Nadie daba dos pesos por ese equipo. Y claro, es lógico… Nadie lo conocía, ni tenía atractivo a simple vista.



En la búsqueda del trofeo, tuvo que medirse con monstruos, plagados de figuras del fútbol mundial, que juegan más que ese certamen (La UEFA, la Europa League, que se yo… varias).



Pero ahí estaba… el humilde Leicester (que en Argentina sería un Aldosivi) dirigido por Claudio Rainieri; con figuras internacionales, sí, pero que valen una décima parte de las estrellas rutilantes que salen a la cancha, buscando ser campeones con sus equipos (Manchester United y City, Chelsea, Arsenal, en fin…). Pero no, esta vez no pudieron. El Leicester si.



Listo. Ya hablamos de fútbol. Ahora vamos a la enseñanza que nos deja este maravilloso deporte.



Que el Leicester se consagre campeón en una liga tan competitiva, llevado a la vida misma, sería algo así como que un gordito petiso conquiste a la más linda de la fiesta y deje “de cara” a los más facheros que pasaron la noche afilando sus colmillos para atacar a la bella.



Dirán: “Pero eso es tener suerte…” No, estimados. No es suerte en absoluto.



Al igual que el Leicester, el gordito -al que llamaremos Ottavis- hizo algo para merecer lo que le pasa. Seguramente ensayó chistes, frases inteligentes… algo que lo hiciera ver interesante y que lo posicionara como merecedor de su realidad.



Confiados en sus atributos naturales (o comprados), los facheritos de la fiesta “durmieron” a la hora de la conquista. Vino Ottavis y “les pintó la jeta”.



Probablemente el Leicester no salga campeón nunca más y nuestro personaje en cuestión tampoco vuelva a conquistar a otra dama como la de nuestro relato, pero quien sabe… tal vez, las habilidades que los llevaron a lograr ese objetivo no se pierdan y puedan volver a hacerlo muchas veces más.

Comentarios

Tucomentario

Nombre

Más de Tiro Libre