Matías Isola

Que Pasa Salta
En el ostracismo

Atlético Tucumán desnudó la mediocridad del fútbol salteño

El fútbol salteño quedó muy relegado en la consideración nacional y se acostumbró a ver por televisión los festejos ajenos.

Mientras Atlético Tucumán llena las tapas de los diarios nacionales con su histórica proeza en Ecuador, los clubes salteños continúan navegando en categorías menores del fútbol argentino, lejos de los primeros planos. La hazaña futbolística del Decano no hizo otra cosa que demostrar que con un proyecto serio y sustentable en el tiempo se pueden lograr grandes objetivos. Es cuestión de sentido común, de coherencia, de seriedad, y también de ambición.



En su momento fue el turno de Gimnasia y Esgrima de Jujuy como representante del fútbol norteño en Primera División. El Lobo no sólo que llegó en un par de ocasiones a la categoría máxima, sino que se consolidó durante varios años y se convirtió en un hueso duro de roer para varios equipos, incluidos los pesos pesados.



No obstante, Gimnasia y Tiro fue el representativo salteño que tocó el cielo con las manos en dos ocasiones durante la década del ´90. Sin embargo, al Albo le costó en ambas oportunidades conseguir regularidad y no pudo evitar el descenso.



Lamentablemente la epoca dorada del conjunto millonario quedó muy distante en el tiempo y hoy el presente lo tiene en el Federal A. El último equipo de Salta que estuvo cerca de alcanzar la gloria fue Juventud Antoniana en aquella recordada final con Chacarita Juniors. Desde entonces hasta la fecha, y salvo alguna que otra excepción, predominaron las pálidas en el fútbol local.



¿Será posible volver a los primeros planos? ¿Existe verdadermante la ambición de lograrlo? ¿Los proyectos son a largo plazo o sólo se buscan paliativos? ¿Se trabaja adecuadamente en inferiores? Son interrogantes que los dirigentes locales deberán responder con hechos y no con promesas electorales que muy pocas veces se cumplen. La realidad es que el fútbol salteño quedó muy relegado en la consideración nacional y se acostumbró a ver por televisión los festejos ajenos. 



El hincha salteño se hartó de la mediocridad y optó por darle la espalda a su equipo. Salvo contadas excepciones, las tribunas lucen despobladas y el marco no es el acorde para un espectáculo popular. Es cierto que la delicada situación económica y la violencia son factores que atentan contra el público futbolero. Sin embargo, muchos hinchas se cansaron de ver "más de lo mismo" y dejaron de lado el hábito de ir a la cancha.



¿Algún equipo romperá el molde de la monotonía? ¿Podrá salir del ostracismo el fútbol salteño? Ojalá que sea pronto. Estaría bueno que Salta también sea reconocida como una plaza futbolera fuerte y respetable. Y no solamente como una Provincia que tiene un estadio que se utiliza para los torneos de verano o para la Copa Argentina. De los dirigentes depende, fundamentalmente. Y de los socios, que deben involucrarse, controlar y exigir. No es cuestión de magia, sino de trabajo.

 

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