Que nunca te pase

Gastó 30 mil pesos en una "lipo", despertó y le faltaba una pierna

Ocurrió en el barrio porteño de colegiales.

Como autoregalo por su cumpleaños número 31, Mariela Ayala decidió permitirse una operación estética: una liposucción de abdomen para sentirse mejor con su cuerpo. Sin embargo, nunca imaginó la pesadilla que viviría luego de eso. 



El caso se dio en la provincia de Buenos Aires, en el barrio porteño de Colegiales. Según contó la joven a Infobae, por la ansiedad de hacerse la intervención, se apuró para conseguir un cirujano que se la hiciera cuanto antes y que no cobrara demasiado. 



"Lo empecé a buscar por internet y conseguí el que me operaba lo antes posible", contó. El médico le dio turno y la operó a la semana.



El "experto" le ofreció hacerle por el mismo precio un "combo" de operaciones donde la grasa que era extraída del abdomen se injertaba luego en los glúteos. A Mariela le pareció bien la propuesta y aceptó.





El día acordado, la joven fue acompañada de su madre al instituto de estética, ubicado en Colegiales, la operaron, descansó unas horas en la habitación que le asignaron y se fue caminando. Hasta ahí todo iba bien.



Sin embargo, a medida que pasaban los días, y aún estando en reposo, los dolores del postoperatorio se hacían cada vez más intensos e insoportables.



"Tenía fiebre, las piernas muy hinchadas y me dolía la zona lumbar. No daba más de dolor. Había hablado con él y me dijo que solamente hiciera reposo", comentó Mariela. Y agregó: "Le dije el domingo que de verdad no podía más de dolor, no me respondió y el lunes me sentía tan mal que me tuve que llamar una ambulancia".



La llevaron al Hospital Churruca, donde la atendieron de urgencia, pero ella no sabía que iba a quedarse allí hasta agosto. "Me dijeron que la infección estaba muy generalizada. Lo primero que hicieron fue tratar de sacarme lo más que pudieran la infección", reveló. Mariela tenía en ese momento un shock séptico producido por un virus que estaba poniendo en serios riesgos su vida y que la tuvo en coma farmacológico por 10 días.



"Me contaron mis padres que los médicos querían amputarme las dos piernas, un brazo y una mano", dijo Mariela. Afortunadamente, gracias a un medicamento que le suministraron la infección comenzó a mermar hasta la mitad de la rodilla en su pierna derecha. "Como no bajaba más tuvieron que amputármela para que no me siguiera perjudicando", contó.



Mariela abrió los ojos y no lo pudo creer. Sin poder dimensionar que era un milagro el solo hecho de que estuviera viva, la desconcertó verse incompleta. "Me desperté y me faltaba un pedazo. Yo estaba muy shockeada viendo que en la cama sobraba espacio. Tuvieron que venir las enfermeras a calmarme".



El abogado de la joven señala como principal acusado al cirujano plástico y al instituto de Colegiales donde opera. "Mariela quiere hacer una cruzada para concientizar a otras chicas para que no cometan el error que cometió ella y se tiren con cualquier médico a hacerse cualquier cosa", comentó el letrado.





 

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