Lo tenía bien escondido

El pasado tumbero del albañil que se tiró de un puente para salvar a una nena

El changarín del frondoso prontuario, se convirtió en el más impensado de los héroes.

Walter tiene 32 años, 13 hermanos y una hermana. Camuflados entre bolsas de azúcar en los vagones de un tren carguero, él, sus padres y sus hermanos llegaron a Tucumán a fines de los 90, escapando del hambre del Chaco. “No sabíamos lo que era un par de zapatillas, ni ropa de abrigo en invierno. Dormíamos todos amontonados para darnos calor... Y el más débil, perdía, se moría de frío”, cuenta.



Durante estos 20 años instalado en Tucumán, Walter armó su propia familia. Tiene tres hijos, viven en Concepción y se gana la vida como jardinero. También ha tenido y tiene problemas con la ley: surfeó los Tribunales en varias ocasiones con causas por hurto, lesiones agravadas, amenazas y violencia doméstica.



El jueves pasado, mientras caminaba rumbo al trabajo por la pasarela del viejo puente carretero en la entrada a Concepción, vio que una nena se estaba ahogando en el río Gastona y se largó a rescatarla. En esa caída libre de 15 metros de altura (como largarse de un quinto piso), Walter, el changarín del frondoso prontuario, se convirtió en el más impensado de los héroes.

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