El dato más triste

El delincuente que acuchilló al turista en La Boca era un "nene" salteño

Curiosamente fue abatido por otro coprovinciano que trabaja como policía en el partido boneaerense de Avellaneda.

Tenía su pasaje para viajar a San Bernardo, a pasar el fin de semana largo con amigos. Era el regalo de cumpleaños de su “padrino”. Pero a diez horas de que saliera el micro, Pablo Kukoc (18) cometió un error que pagó con su vida: asaltó al turista estadounidense Joe Wolek (54), escapó y fue baleado por un policía. Murió el martes pasado, el mismo día que debería haber regresado del viaje, en el mismo hospital adonde se repone la víctima.




Kukoc era salteño y hacía seis años que vivía en La Boca junto a su madre. Fue allí donde pasó la noche del jueves con un amigo, según contó la mujer, Ivone (39). 

 




Los dos se quedaron hasta tarde tomando algunos tragos. “Estaban tranquilos”, dijo. Pero ya entrada la madrugada, su amigo se fue. “Pablo salió con otro chico que yo no conozco. Sabía que estaba escabio pero no que podía llegar a hacer esto”, confió Ivone.



A las 8.30, y a tres cuadras de la casa de Kukoc, los dos jóvenes se cruzaron con el fotógrafo estadounidense Joe Wolek en la esquina de Olavarría y Garibaldi. Le quisieron robar su cámara y otras pertenencias. El turista terminó recibiendo diez puñaladas en la cara, el cuello y el pecho. Una de ellas le atravesó el corazón. Joe alcanzó a gritar: “No, no, ayuda, ayuda” y se desvaneció.

 




Luis Oscar Chocobar (30) también es salteño y, al igual que Kukoc, vive en La Boca. 

 




Desde octubre de 2015 es agente de la Policía Local de Avellaneda. Cuando atacaron a Wolek estaba de civil. Al oír los gritos, corrió para intervenir en el ataque. Los dos ladrones huyeron a pie y el oficial los persiguió tres cuadras. En circunstancias que todavía se investigan, Chocobar le disparó a Kukoc. No está claro si lo hizo mientras lo corría o si, como él mismo declaró, el asaltante amagó con sacar un arma de la cintura para intentar escapar. Eso será clave para resolver su situación, ya que si bien se encuentra en libertad, el agente continúa siendo investigado por el tiro mortal a Kukoc.



Mi hijo tenía un agujero en la espalda, la carne le salía para afuera y la sangre le brotaba como un volcán”, dijo Ivone. Para la mujer, el tiro fue desde atrás. Mientras aguardaban la ambulancia, el ladrón perdió una gran cantidad de sangre.



Fuentes del caso informaron que la herida de bala en el abdomen le afectó el hígado, el intestino delgado y el colon. También sufrió una fractura de fémur. El mismo día que Joe abrió los ojos, la vida del ladrón salteño se apagó para siempre. Al conocer la noticia, su madre se desmayó. Antes lo sacudió y pidió a gritos que no la dejara. No hubo caso. Un hermano golpeó la pared de bronca. En la familia estaban convencidos de que “merecía pagar lo que hizo de otra manera”.



Kukoc todavía iba a la escuela (le faltaba un año para terminar) y estaba preparando algunas materias para rendir en condición de libre. Era hincha de River y, según se puede ver en las redes sociales, le gustaba salir a comer junto a su familia, compartir momentos con sus hermanos y sus amigos.

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