Clásico Salteño

Albos y Santos construyeron un partido intenso, de pocas ideas y de cero en los arcos

El clásico tuvo picos emotivos, dominio repartido y mostró a un Juventud que supo sobreponerse a la inferioridad numérica y no se achicó. Al final hubo polémica: un penal no cobrado para Gimnasia.

En líneas generales, el empate está bien, casi no se discute, aunque un partido de estas características siempre encenderá la polémica. Gimnasia y Juventud arrancaron con ritmo el clásico, pero la intensidad fue decreciendo conforme pasaron los minutos y ambos comenzaron a enamorarse del cero.



El partido fue intenso, con picos emotivos por las ganas, pero chato desde la concepción del juego. Porque una cosa es usar el pelotazo como recurso y otro es hacerlo como sistema. Y ambos se afiliaron a esta idea: llegar con pelotas largas al área del frente ante la ausencia del juego asociado.



El dominio fue repartido, y aunque parece una contrariedad, Juventud se acomodó mejor en el campo luego de la expulsión de Reta y esto no es casual, delata la base en la que sustenta su juego el Antoniano: la entrega y las ganas, por eso jugó mejor con 10, porque la intensidad de su despliegue se potenció al quedar en inferioridad numérica. Entonces, ópticamente, dejó una mejor impresión.



Los dos tuvieron aproximaciones, pero ninguno puso un jugador cara a cara con el otro arquero. Ollazos al área fue el arma utilizada para generar algún alboroto, pero nada mas que eso. Los dos carecieron de ese delantero que le de el pase a la red. Balvorín no tuvo peso, el Ratón Ibáñez se tiró atrás para pivotear y perdió peso adelante. Solo las trepadas de Momoto Gómez complicaban.



Gimnasia caminaba por el mismo sendero. Garavano y Toledo pusieron polenta pero, al igual que un tractor, tuvieron fuerza pero pocas luces. Así el partido transitó por la media luz futbolera, y como el público está acostumbrado a las migajas que parten del campo, se entusiasmó con un puñado de emociones.



Al final hubo una polémica: Ceratto encaró y la pelota le dio en la mano de Antunes. Todos reclamaron penal, pero el árbitro no la cobró. Y no hubo tiempo para más. Se fue un clásico con un empate que no los dejó tan disconformes, porque los resultados que se dieron le guiñaron un ojo a los dos. Pero ojo, el punto que consiguieron deberán alimentaron con triunfos que sostengan sus sueños de clasificación. Caso contrario, este empate quedará completamente hueco.



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