Nieves Dasencich

Profesora de historia UNR
Deserción y repitencia

La escuela del siglo XIX y el trabajo colaborativo en el aula

Recientemente un artículo en el diario Clarín trataba  el tema  de cómo Colombia superó  los problemas de deserción y repitencia, aplicando este modelo educativo- pedagógico,  que allí  lo llaman “Sistema de Escuela Nueva”. El mismo, fue desarrollado por una fundación privada,  y ganó un premio internacional quizás uno de los más importantes en materia educativa, como es el Yidan Prize, recibiendo un incentivo de varios millones de dólares debido al éxito que está teniendo en Colombia.



El sistema colaborativo no es nuevo,  Finlandia aplica este método en donde básicamente el centro de la escena lo tiene el estudiante, donde se busca un aprendizaje dialogado, a través de tertulias dialógicas como fue el caso presentado y sugerido desde Escuela Abierta, donde existe la circulación de la palabra, donde se puedan escuchar y  se crean respuestas nuevas o reinventadas, dentro de un roleplay donde la idea es respetarse desde el inicio de la tertulia.



En algunos casos donde se aplicó se han registrado resultados muy positivos, el estudiante se siente partícipe de una historia, se la apropia, la aprehende y participa. De este modo  puede adquirir algún tipo de conocimiento, construido con la opinión de todos.



El Plan Maestro, también contempla este sistema de aprendizaje, en donde el maestro o profesor juega un rol de orientador, tutor, más que el representante del saber y la verdad, permitiéndonos  de este modo desacartonarnos del viejo ideal homogeneizador clásico de la escuela en donde el saber residía solamente en la autoridad docente.



El plan de Escuela abierta aborda el tema de incorporar a los familiares de los estudiantes, a las instituciones del barrio, pensando en un proyecto común de bienestar y mejoramiento no sólo de la relación educadores- estudiantes sino también en pos del barrio, localidad, ciudad, haciendo efectivo uno de los viejos y novedosos principios de la educación del Siglo XIX que es el de educar para ser ciudadanos, sobre todo teniendo en cuenta que quienes más necesitan de la escuela en toda su extensión son los sectores más vulnerables de la sociedad.



Al mismo tiempo la infraestructura escolar es concebida no sólo para albergar a los estudiantes sino que su disposición y recursos implica un aprendizaje más dinámico y motivador. El hecho de trabajar en grupos y que cada cual aprenda a su ritmo, en aulas iluminadas, colaborando con sus compañeros, socializando,  se comprobó que ayuda a fortalecer los lazos entre ellos y  prevenir grandes problemáticas hoy presente en las escuelas como el bullying, o la violencia escolar.



La certeza más firme hoy es el cambio,  es lo único seguro, y a partir de esta idea debemos educar, entendiendo que los trabajos del futuro serán los que creen las mentes de hoy y si es en un espacio de colaboración de ideas y de intercambio me arriesgaría a decir que podremos achicar la brecha entre lo que hay y lo que debería.

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