Insólito pero real

Entrás por Bolivia para llegar a Los Toldos: la historia de un pueblo salteño en Clarín

Para pisar esta parte de suelo argentino hay que hacer antes Migraciones.

Este sitio, al Este del río Bermejo, queda en Salta. Su pueblo principal se llama Los Toldos. Hay varias teorías sobre el nombre. Dicen, por ejemplo, que las nubes al atardecer forman una suerte de toldo sobre sus casas, que tampoco son muchas. Según el último censo, había 2.300 personas viviendo en esta zona privilegiada de Las Yungas, donde hay –como en los cuentos– ardillas coloradas que se trepan traviesas a los nogales.



En 1938, Los Toldos –que se había fundado en el siglo XVI bajo la égida de la ciudad boliviana de Tarija como lugar de pastoreo de ganado– pasó oficialmente a ser patrimonio de la Argentina. Y Yacuiba, que era de la Argentina, pasó a ser parte de Bolivia. Este enroque quedó establecido en un tratado bilateral firmado de 1925, que venía a corregir los errores en un acuerdo anterior, de 1889, de demarcación de límites. Desde entonces, todo tiene una identidad doble, de aquí y de allá. Con toda la riqueza histórica y cultural que eso supone. Y también con sus inconvenientes.



En cierta forma, Los Toldos quedó también como colgado del mapa, igual que esas nubes que emanan con encanto de la selva y cubren los cerros. Para llegar allí desde cualquier punto de la geografía salteña hay que pasar sí o sí por Bolivia, trámite migratorio mediante. La boliviana es una ruta fantástica que cruza por montañas, cuyas laderas están salpicadas por las copas violetas de los lapachos. Pero lo más raro es que el puente internacional que atraviesa el Bermejo (que justo comienza a correr en ese punto, tras la confluencia de dos arroyos de montaña) no está reconocido en los hechos por nadie. Y esto es porque no hay un puesto de migraciones en el que se registre formalmente la entrada (o salida) de personas a la Argentina. Así que si uno pasa más de tres meses en Los Toldos y quiere regresar a Orán, en Salta, tendrá que pagar una multa de 3.000 pesos en Bolivia porque se le venció la visa boliviana. Eso es porque, técnicamente, uno nunca abandonó ese país cuando ingresó nuevamente en Salta, por una ruta de tierra, salpicada de pozos. Esto genera unos líos tremendos en este pueblo remoto, encantador, un escenario casi mágico, con personajes como en ningún otro sitio del país.



En virtud, el puente sobre el Bermejo se torció a poco de la inauguración. Luego, fue reemplazado por un puente más sencillo, de una mano, que construyó el Ejército. Así fue cómo el roldanero, el tipo que cruzaba el río con un carrito que colgaba de una cuerda con una roldana, se quedó sin trabajo.

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