Gustavo Ruiz

Un dolor de ojos

El fútbol es más sencillo de lo que los amantes de Sampaoli nos quieren hacer creer

Sin proponérselo, el nuevo entrenador de la Selección argentina trasladó la grieta de la política al fútbol. De un lado están lo que ponderan todo y hasta plantean una explicación lógica para los errores conceptuales . Del otro, los que no se comen tan fácilmente el verso y ven la realidad desde otra ventana.

Jorge Sampaoli es dueño de una historia particular y eso lo transforma en diferente. Los que adhieren a su estilo lo tratan como si fuese el inventor del fútbol y hasta aquí el tipo no demostró mucho en su recorrido. Ganó una Copa América en Chile con la Selección local. Juan Antonio Pizzi también la obtuvo con el mismo equipo, con la misma metodología (por penales) a la Copa América Centenario en EE.UU, pero no tiene ni por asomo la prensa que si ostenta Sampaoli.



El nuevo entrenador vino a representar algo así como el “pensamiento moderno, fresco y revolucionario” del fútbol para una franja de jóvenes que ven en el técnico el futuro del balompié mundial. Entonces ponderan el verso que sale de la boca del Pelado. “Me sorprendió Uruguay”, dijo suelto de cuerpo en conferencia de prensa luego del empate. ¿No sabía Sampaoli que Uruguay juega igual desde que el fútbol es fútbol? Cerrado atrás, le pegan hasta los fotógrafos que andan cerca y pummm, pelotazos para Cavani y Suárez. Esto fue y será Uruguay, por lo menos hasta que se le vaya esta generación y este entrenador –Oscar Tabárez- que tantas satisfacciones le dieron al vecino país.



El fútbol es más sencillo del que lo quieren pintar. Hacerlo complicado desde el relato parece que da más rédito que presentarlo como lo que es: un juego. Y es más sencillo aún explicarlo y plantearlo en la cancha con cada jugador ocupando su posición natural y no apelando al invento. Si Acuña juega por izquierda y rinde en Racing, ¿podrían explicarme por qué lo hizo jugar en el Centenario por derecha? “Lo que pasa es que jugando por derecha le queda mejor perfil para rematar cuando encara…”, explicaron desde el cuerpo técnico. En fin.



“Lo que pasa es que Messi necesita un entrenador joven que lo sepa interpretar”, dijeron otros. Avísenle a La Pulga que está Sampaoli porque ante Uruguay mostró más de lo mismo. Al igual que con otros técnicos, Messi buscaba con quien tocar y tenía a Di María corriendo como loco por izquierda, a Dybala metido entre los centrales y a Icardi de “paloma” esperando que una le llegue al pie. ¿Y el planteo innovador?



Ahora viene Venezuela al cuál, casi con seguridad, se le va a ganar, aunque no será tan sencillo como muchos piensan, no por lo que pueda ofrecer la vino tinto, si no por la propia confusión que tiene Argentina. Ojalá que Sampaoli deje el verso de lado, guarde el modernismo y la revolución y el modernismo para otra ocasión y haga jugar al “8” de “8”, es decir, que recurra a la sencillez de lo conocido y no a la ciencia cuántica para plantear un partido de fútbol que tenemos la obligación de ganar para estar en Rusia.



Nadie quiere que Sampaoli haga milagros y haga funcionar a plenitud un equipo que necesita tiempo y trabajo. Lo que humildemente se le pide, por lo menos en el caso personal, es que por ahora plasme en el campo de juego un plantel utilizando la coherencia de lo que ya conoce. Si es que clasificamos, ya tendrá tiempo para inventar cosas. Y si salimos campeones, hasta se le puede perdonar cuando venda humo en las conferencias de prensa, algo que por ahora nos cae mal a la mayoría.

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