Gustavo Ruiz

Borrón y cuenta nueva

Pasó Boca, ahora Gimnasia debe prepararse para el gran desafío llamado ascenso

Los jugadores del equipo salteño tuvieron una noche que, para varios de ellos, será irrepetible. Jugaron contra hombres de nivel de selección y se mostraron para millones de televidentes.

En el fútbol no existen los términos medios. Dominado por la pasión como pocos, este deporte conserva la arista emotiva en cada una de sus manifestaciones. La goleada sufrida ante Boca lo primero que provoca es la cargada del adversario y cierto dejo de bronca en el hincha propio. Ni uno ni otro tiene sustento racional, ni para la burla ni para el enojo.



Nadie se puede enojar ni cargar cuando al frente juega un equipo al que le sobra jerarquía individual y colectiva, con valores de Selección que están disputando una plaza al Mundial de Rusia. Boca tiene jugadores que por si mismos puede definir un partido, y esto ya quedó demostrado con la sutileza de Cardona, con la elegancia de Gago, con el despliegue de Pablo Pérez, la velocidad de Pavón o el poder de fuego de Benedeto.



Ante todos estos atributos, Gimnasia aterrizó con sus ganas, con jugadores que se conocieron hace poco en lo personal y a los que les llevará un tiempo congeniar desde lo futbolístico. Con pocos minutos de rodaje, con casi nula preparación, el resultado era previsible. Y atención, porque aún teniendo un trabajo más homogéneo y con el debido tiempo, igualmente Boca está varios escalones por encima de Gimnasia.



Boca concita la atención de toda la prensa nacional, que se asentó en Formosa para ver el arranque del campeón. Gimnasia hizo de partenaire y gozó de cierta presencia mientras tuvo aire para armar una red defensiva que cubría el campo a lo ancho, claro que esta se fue desarmando cuando el físico comenzó a sentir el esfuerzo de correr siempre detrás de la pelota y con ella en los pies.



Y esa atención que concentró Boca lo obligó a ser impiadoso con Gimnasia, porque su apetito por demostrar que está para campeón lo hizo buscar más goles para saciar su voracidad. Fueron cinco, pudieron ser más ante un Gimnasia que hizo lo que pudo, hasta donde pudo. Aquí no se trata de malos planteos ni de malas actuaciones. De un lado estaba la opulencia del fútbol, del otro, un equipo que recién comenzó a prepararse para intentar subir de categoría. Y justo se le cruzó Boca. Una pesada carga por un lado, pero un placer que pocos jugadores se pueden dar el gusto de saborear por otro.



Pasó Boca. De aquí en más Gimnasia deberá prepararse para lo que viene. La gran aventura que lleva por nombre “ascenso”. 



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