Las brujas y el fútbol

“Yo nunca creí en brujerías, pero me tocó vivir algo que me dejó impactado…”

El ex defensor de Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro fue testigo presencial de un “exorcismo” que realizó un chamán para sacarle “el mal” a un equipo que era candidato, pero no podía ganar ni siquiera aquellos partidos “fáciles”.

Cuando Gimnasia y Tiro disputó la segunda final con Talleres, en Córdoba, el equipo que conducía Ricardo Rezza tenía tantos lesionados que obligó al entrenador a jugarse con variantes casi impensadas. Es así que la dupla de central para aquél encuentro sumaba un total de 43 años: Sergio Plaza 21 años y Adrián Cuadrado 22. Con esta joven defensa de centrales Gimnasia se abrazó a la gloria en Córdoba, siendo la actuación de ambos brillante.



Adrián Cuadrado bebió de la copa de la gloria siendo joven, pero esa no fue la única experiencia que quedó grabada en su memoria. También en su foja de servicios se acumulan episodios que ni el propio ex defensor puede asimilar, a pesar que el tiempo siguió su paso inexorable.



La historia que hoy te vamos a contar tuvo su escenario en Bolivia, más precisamente en la ciudad de Cochabamba. El club Jorge Wilsterman sumó como refuerzo a Cuadrado y a otros jugadores de jerarquía, con la intención de colocar al equipo en lo más alto del torneo y ser uno de los máximos animadores.



Pero los planes de la dirigencia se vieron truncos no tanto por los errores o aciertos que cometía el equipo dentro del campo de juego, si no más bien por “las fuerzas del mal” que operaban desde afuera.



“Siempre fui creyente, profundamente católico como mi familia. Pero lo que me tocó experimentar en Bolivia me dejó perplejo”, le dice Cuadrado a Tiro Libre. Y agrega: “nunca creí en las brujerías, hasta que vi lo que ocurrió con mi equipo…”, le dice Cuadrado a Tiro Libre.



El Aviador, tal como se lo conoce a Wilsterman en Bolivia, ya que fue fundado por un grupo de pilotos de la empresa Lloyd Aereo Boliviano, se reforzó aquél año para pelear el título. “Pero a pesar de la preparación que tuvimos, y los refuerzos que incorporamos, no podíamos levantar cabeza, la campaña venía en picada”, recuerda el ex defensor.



Hasta que un día alguien le sugirió que vayan a ver a una bruja. “La idea a mi no me gustaba, porque soy cat´loico, pero quedaba mal que uno del plantel se negara porque tenía muchos compañeros que le daban entidad a este tipod de cosas”, explica Cuadrado.



Fueron a verla a la mujer, y ésta les recomendó que en un sector de la cancha hicieran un pozo, hasta encontrar el objeto del mal que tenía atado al equipo. “Y le hicimos caso, fuimos, cavamos y encontramos un muñeco envuelto en lanas de distintos colores. Lo sacamos de ahí y lo comemos, mientras rezamos a la vuelta, tal como nos había indicado la mujer”, dice el ex jugador de Gimnasia y Juventud.



“Eso lo hicimos un viernes a la noche, y te juro por lo que más quiero, casualidad o no, a partir de ahí comenzamos a ganar todos los partidos que jugamos. Es como dice el dicho: creer o reventar, solo que esta vez me tocó vivirlo en primera persona”, manifestó en el final de la charla Adrián Cuadrado.

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