Cada vez más

El abuso de las consultas por Whatsapp ‘enloquece’ a los médicos

Los más acosados son los pediatras y obstetras. Ya es tema en los congresos el mal uso de la tecnología y la exigencia por un contacto inmediato.

“Estoy en la farmacia y no está el remedio, ¿qué hago?”, “No hay Nutrilón en el supermercado, ¿qué compro?”, “Tiene un cumpleaños, pero tiene fiebre, ¿lo llevo?”. En tiempos donde la tecnología interviene y facilita gran parte de la vida, las consultas médicas, sobre todo al pediatra y vía Whatsapp, no son la excepción. Desde fotos de pañales sucios, hasta audios con explicaciones con lujo de detalle de cada síntoma, los médicos reciben cada día consultas que en muchos casos resultan insólitas y no reconocen día ni horario.



Por eso, cada vez más, los médicos se preguntan por los límites que pueden o deben poner a estos padres –sobre todo a los primerizos– para no sobrecargarse de trabajo extraconsultorio. “Pasa mucho que te dicen: ‘Por favor contestame ahora que estoy en la farmacia’, o te escriben un domingo a las 8 de la mañana y se ofenden si no respondés enseguida. Yo doy el teléfono, y no niego que está bueno estar conectados, pero hay decisiones que son de mamás y no del pediatra”, dice Constanza Funes, pediatra y humorista que en su web Pequeños Gajos del Oficio relata esta y otras experiencias que tiene su profesión, siempre con humor.



“Siempre doy mi teléfono y trato de responder, pero me han llegado mensajes desde un parque de diversiones preguntando si podían subir a un bebé a los juegos”, ejemplifica.



En la mayoría de los casos, los pediatras aclaran a sus pacientes que el teléfono es sólo para emergencias y no cualquier tipo de consulta; y hasta buscan otros filtros, como leyendas en sus estados de Whatsapp del tipo “sólo familia y amigos” o “si es urgente, concurra a una guardia”, aunque rara vez frena a una madre dudosa.



“Admito que llegué a escribirle a mi pediatra a cualquier hora y estuvo a punto de bloquearme. Un poco me ofendí que le molestara, pero ahora quedamos que voy a escribirle entre las 8 y las 22”, cuenta Mariana Tronisini (44), mamá de tres chicos, de 13, 10 y 2 años, para quien “el Whatsapp es práctico, pero reconozco que a veces puede ser que se me vaya la mano”, A Josefina Giménez (32), su pediatra le aclaró que sólo respondía si consideraba importante la consulta, pero que si la dejaba muy intranquila se la mandara varias veces. “Yo creo que consulto normal, pero a veces igual me clava el visto”, dice.



Límites y marco regulatorio. Para muchos, este tipo de confianza para preguntar cualquier cosa o enviar cualquier foto se da por la cercanía que existe en el vínculo médico-paciente –sobre todo pediatras, obstetras y clínicos–, pero advierten que no es algo normal en otros países. Y que, contrario a lo que se pensaría, las nuevas generaciones de médicos se resisten más a este tipo de relación que los profesionales de más años.



“Nadie niega que la tecnología es una herramienta muy útil, pero si no hay límites se termina consultando cosas que podrían resolverse usando el sentido común o consultando a un familiar. Pasa que mandan desde fotos de pañales hasta radiografías; pero en los casos que requieren de un diagnóstico, la importancia ahí pasa por que el médico logre direccionar esa consulta al consultorio o guardia”, aporta Fernando Burgos, pediatra del Hospital Austral.



“Los médicos tenemos esto del sacerdocio, pero uno no está disponible 24 horas toda la semana para contestar. La sola disponibilidad del recurso no implica que hay que utilizarlo siempre”, opina también Guillermo Goldfarb, pediatra del Hospital Gutiérrez y miembro de la Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación, desde donde trabajan sobre el uso adecuado de la tecnología en la práctica pediátrica. De hecho, realizan encuestas entre profesionales y pacientes sobre el tema, y el año pasado, una de las charlas del Congreso de Pediatría sobre el uso de tecnologías como WhatsApp también fue uno de los ejes.



“Hoy la gente se acostumbra a que hace todo desde la comodidad del teléfono, y casi como una tendencia natural busca canalizar también las consultas médicas”, dice. Pero advierte que éstas deben contemplarse dentro de un marco regulatorio que todavía no existe, por los riesgos que pueden suponer desde lo legal, porque lo que circula es información médica, y porque las consultas no están remuneradas. Por eso, entre otras cosas, nunca se recomienda dar diagnósticos por esa vía.

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