Las brujas y el fútbol

Cuando el Santo cambió una maldición por una bendición

Venía en picada. Algunos hinchas realizaron un “exorcismo” al Martearena: una luz brillante salió del césped, hablaron a un sacerdote franciscano y bendijeron las camisetas marrones con las que golearon al Lobo jujeño 3 a 0.

En su segunda apuesta por el técnico Fernando Donaires a Juventud le fue mal. De hecho descendió en aquella temporada porque Juan Carlos Segura, por entonces presidente del club, aguantó a Donaires contra viento y marea a pesar de las presiones que recibía para cambiar de timón.



Ante la desesperación del hincha por los malos resultados que Juventud no podía superar, un grupo de simpatizantes habló con El Güemense, quien concurre a la cancha con una imagen de la virgen de Urkupiña, a la que los jugadores le hicieron una pequeña capilla en la ciudad de Güemes a la sagrada imagen.



El Güemense les dijo a los hinchas que “habían enterrado algo” en el campo de juego del estadio donde Juventud hacía las veces de local. Quedaron de acuerdo entonces realizar una suerte de “exorcismo” a la cancha para que el equipo vuelva a retomar la senda del triunfo. Al “trabajo” debían realizarlo un martes a la noche, y todos se pusieron de acuerdo.



Así fue que al martes siguientes, munidos con herramientas para la ocasión, se hicieron presentes en la cancha. El Güemense caminaba adelante con la imagen de la Virgen, seguido de cerca por los hinchas. Recorriendo cada sector del campo de juego, y de pronto ocurrió algo increíble: del mismo césped salió una esfera brillante ante la asombrada mirada de los presentes.




“Aquí es, caven aquí”, les dijo el hombre. Y comenzaron a cavar hasta dar con el cuerpo de una paloma muerta, que enterraron en el sector. “Ya está, esto era lo que no nos dejaba ganar”, dijeron.




Paralelamente a ello, el presidente del club fue hasta la iglesia San Francisco y se entrevistó con el padre Krupski, quien se llegó hasta el estadio el jueves siguiente, y bendijo las camisetas de color marrón que estaban tendidas en el césped, y las bendijo.



Créase o no, casualidad o no, el miércoles siguiente Juventud se trasladó hacia Jujuy, donde en el mismísimo 23 de Agosto, goleó al Lobo 3 a 0…



Ese día será recordado como el momento exacto que Juventud cambió una maldición por una bendición…

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