Paradoja electoral de Macri

Su estrategia de campaña tambalea por Carrió pero se afirma por CFK

La semana de furia de la diputada, amenaza de ruptura incluida, puso en crisis a Cambiemos, que es conciente de que sin Lilita se pierde una pieza clave para captar al votante centrista.

Quién iba a decirle a Mauricio Macri que sus mayores satisfacciones en este 2017 electoral se las daría Cristina Kirchner, mientras las preocupaciones más graves provendrían de Elisa Carrió. Y si embargo, eso es lo que está ocurriendo en la largada de la campaña para las legislativas de octubre.



Las amenazas de su principal aliada en la Cambiemos ha sido, por lejos, el tema más alarmante para el macrismo. Ni siquiera las frases tranquilizadoras que luego tuvo Carrió, en el sentido de que no romperá la coalición gobernante, parecen haber despejado la inquietud.





La importancia de "Lilita" excede largamente su aporte en votos, como ella misma se ha encargado de remarcar, al señalar que llegó a ocupar el lugar influyente que tiene en el escenario político, justamente, por su fracaso electoral de 2011, cuando sacó 1,8% de los sufragios.



Ese mensaje escrito en su cuenta de Twitter, que para muchos resultó enigmático, encerraba toda una declaración de principios. Carrió puso de manifiesto su independencia y que, a la hora de hacer denuncias, no hace cálculos de tipo electoral.



También su actitud puede entenderse en el sentido de que no le debe favores a nadie y que, por lo tanto, no está obligada a seguir un libreto guionado a la hora de opinar.



Nadie se imagina a Carrió leyendo la cadena de mails titulada "Qué estamos diciendo", que manda el jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando hay un tema polémico sobre el cual se necesita que la plana directiva del PRO unifique el discurso.



Pero, sobre todo, lo que Macri entiende es que Carrió, con o sin votos propios, es su gran arma electoral. Su alianza fue la que le permitió al ahora Presidente romper el "techo" de votos que tenía cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad.



Antes de Cambiemos, a Macri le costaba crecer hacia el centro del arco político. Y la sociedad con Carrió fue lo que lo transformó en un "candidato potable" para un electorado -muchos ex votantes de la UCR- que lo veían con desconfianza por su origen empresarial.



Su activo político pasa por ser sinónimo de honestidad y de lucha contra la corrupción. Nadie lo entiende mejor que Macri, quien hasta la pondera públicamente. 



Por eso, lo ocurrido en las últimas semanas, con las amenazas veladas de ruptura implican uno de los mayores desafíos a la habilidad política de Macri, justo en el tramo final de la campaña.



Cristina, jugando la carta de la polarización. Puede parecer paradójico, pero mientras Macri sufre por Carrió, Cristina Kirchner le está haciendo algunos favores políticos.



Dentro de la lógica de la polarización del escenario electoral, la actuación de la ex presidenta en la entrevista realizada por el panel de periodistas "del palo K" resulta totalmente funcional a la estrategia de la coalición Cambiemos.



Para empezar, porque la figura de Cristina es tan dominante que termina opacando los demás intentos dentro del peronismo por instalar una oposición capaz de sacarse de encima el lastre de la "pesada herencia" del modelo K.



Y siguiendo, claro, por las declaraciones de la propia Cristina. En la entrevista de C5N, la ex mandataria dejó frases capaces de provocar el festejo del "gurú" Jaime Durán Barba y todo el bunker electoral macrista:



-La mandataria propuso que el Congreso revise, mediante una ley, la validez del nuevo endeudamiento del Gobierno así como la política de emisión de Lebacs del Banco Central. Es decir, deja servido el argumento de que, si Cristina volviera al poder, entraría en duda la voluntad del Estado argentino de evitar un nuevo default de la deuda, y que además se comprometería la independencia del BCRA.



-Acusó al gobierno de Macri por situaciones que, en su propia administración, ocurrieron de igual manera o incluso con más profundidad. Desde la caída en el consumo de carne vacuna hasta el récord de importación de autos de lujo, y desde la alta inflación hasta los viajes masivos de turistas para comprar más barato en los países vecinos.



-Ofendió a buena parte del peronismo, incluyendo muchos de sus ex socios, por "no haber estado a la altura" de su responsabilidad política, al darle al Gobierno el voto en el Congreso para una serie de leyes "impopulares".



-Propuso un mayor intervencionismo en la economía, como forma de combatir los precios altos, aunque aclaró que no favorecería una rebaja de la presión impositiva.



-Justificó la aplicación del "cepo" cambiario con dos argumentos para la polémica. Primero, que era necesario para dar curso prioritario de los dólares a la compra de bienes de capital. Sin embargo, como ella misma reconoció en el reportaje, los dólares que ingresaron fueron mayoritariamente a financiar al turismo externo.



Y, por otra parte, dio a entender que no habría existido el cepo si el país hubiese tenido, durante su mandato, acceso al crédito externo, lo cual aparece contradictorio con su crítica al endeudamiento macrista.



En definitiva, el resultado del regreso de Cristina fue un indisimulado festejo en Cambiemos. La misma noche, Marcos Peña, la calificó como "el pasado al que muy pocos quieren volver".



"Es una figura que se ha ido aislando políticamente; ¿cuántos gobernadores responden a ella? ¿Cuántos intendentes, senadores y toda esa gente que apoyaba?", dijo Peña, en un intento por ahondar la fisura interna del peronismo.



A la mañana siguiente, fue el propio Macri quien aprovechó la ocasión, al inaugurar un tramo del viaducto del Puente de La Noria, para darse el gusto de contestarle sin mencionarla.



Dijo que ese tipo de obra pública "genera trabajo del bueno, no del clientelismo sino del que aporta a la sociedad". Fue un acto en el que el mandatario lució de buen humor y hasta citó al general Perón con la frase: "Que cada argentino por lo menos contribuya produciendo lo que consume".



Carrió, una socia de doble filo. Qué diferente, en cambio, la reacción que produce en el Gobierno el protagonismo de Elisa Carrió. Cada aparición suya en los medios -y es una de la entrevistadas preferidas de los programas políticos- tiene el poder de una bomba.



En los últimos días se llegó a poner en duda la continuidad de la coalición gobernante y, además, se volvió a sembrar dudas en el sentido de si el macrismo hace "la vista gorda" a situaciones de corrupción o accionar de mafias enquistadas en varias áreas del poder, desde la policía hasta el área judicial, desde la agencia de inteligencia hasta el sistema de previsión social.



La lista de denuncias de "Lilita" que han puesto en una situación incómoda al presidente Macri ya es tan extensa que cuesta seguirle el ritmo: 



-Las primeras quejas provinieron por la relación cercana que mantiene el mandatario con Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors y señalado como "operador del Gobierno en el Poder Judicial". Para Carrió, Angelici cumple la función de influir sobre jueces fiscales a los efectos de entorpecer el avance de causas por corrupción.



Sin eufemismos, Carrió calificó a Angelici de "delincuente", lo denunció ante la justicia y puso el primer condicionamiento a Macri al exigirle que cortara sus vínculos.



-Casi en el arranque del Gobierno, provocó una tormenta política al criticar al nuevo titular del Indec, Jorge Todesca. Y, para colmo, calificó como "ajuste salvaje" las subas tarifarias en servicios públicos, uno de los pilares de la nueva política económica.



-En paralelo, exigió que el empresario Nicolás Caputo, amigo personal de Macri, se apartase de toda licitación pública para que no hubiera sospechas de favoritismo.



-Parecía que la crisis estaba superada cuando Carrió decidió apuntar sus cañones contra el titular de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, a quien acusa de manejos ilícitos con el presupuesto judicial.



El conflicto personal entre ambas figuras viene desde hace tiempo -incluso cuando el nombre de Lorenzetti sonaba como posible candidato presidencial que desafiara al kirchnerismo-.



Ahora, la situación llegó a su máxima tensión, con Lilita planteando un juicio político y el titular de la Corte haciendo una demanda civil por injurias.



La pelea pone en una situación muy incómoda a Macri, que debe hacer equilibrio entre los dos, mientras en manos de la Corte hay una serie de temas pesados que pueden afectar la gestión del Gobierno.



Macri dio a entender que no avalaría las denuncias contra Lorenzetti. Y su ministro de Justicia, Germán Garavano, dio cuenta de la incomodidad gubernamental con una típica frase de "no compromiso".



"Quiero ser muy cuidadoso con esto; se trata de una representante importante del espectro del Gobierno y es una acusación contra el presidente de la Corte, así que me parece que tenemos que tratar de ser muy prudentes y ver que las instituciones funcionen y se analicen las cuestiones que plantea la diputada", afirmó. 



Indiferente a esa situación, Carrió acumula tensiones, como cuando saludó con la frase "qué horror verlo" a Lorenzetti, el día en que ambos se cruzaron en la sesión inaugural del año legislativo.



El frente policial es otro de los preferidos de Carrió. Y es, tal vez, en área en el que ha tenido mayor influencia.



Luego de haber denunciado públicamente al jefe de la fuerza bonaerense, Pablo Bressi, por supuestos vínculos con el narcotráfico -y de haber recomendado públicamente su baja a la gobernadora María Eugenia Vidal- se produjo la "renuncia" del cuestionado policía.



Una situación similar ocurrió más tarde con el titular de la policía de la Ciudad de Buenos Aires, José Pedro Potocar, acusado de pedir coimas a cambio de protección en el barrio de Núñez. El comentario en el ámbito político es que la mano de "Lilita" estuvo detrás de esa situación y que todo se enmarca en su guerra personal con Angelici.



Una de las situaciones más "calientes" fue la vinculada a Gustavo Arribas, jefe de la Agencia Federal de Inteligencia, y mencionado por un funcionario de la brasileña Odebrecht por haber recibido sobornos.



Carrió tuvo allí una actitud cambiante, en la cual pasó de ser una de las principales denunciantes e impulsoras de la investigación judicial a declarar luego su conformidad con el sobreseimiento del funcionario.



De todas formas, la posible revelación de nuevos datos por parte de Odebrecht pone una nota de duda respecto de cómo avanzará de ahora en más Carrió en el caso Arribas, un funcionario a quien Macri ha respaldado sin medias tintas.



Finalmente, el caso más incómodo en el sentido de que puso a Macri en una disyuntiva del tipo "ella o yo" es la acusación de Lilita a la número dos de la AFI, Silvia Majdalani.



Carrió la acusa de haber ordenado un operativo de espionaje que incluye desde pinchaduras telefónicas hasta el seguimiento a un viaje a Paraguay -del cual trascendió una foto que llegó a los medios-.



Una vez más, Macri intentó el equilibrio, sosteniendo a la funcionaria cuestionada, pero publicitando en los medios el inicio de una investigación interna en la AFI.



Así, entre el humor de dos mujeres impredecibles, Macri surfea su estrategia electoral. Y, por raro que parezca, nunca sabe de qué lado vendrán las malas noticias.

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