Gustavo Ruiz

El juego que pasó de la alegría a la histeria y el miedo colectivo

Al fútbol se lo sufre. Los malos partidos son el efecto de una causa: las presiones que alimentan los miedos e impiden la fantasía. Nadie arriesga por miedo a lo que sea. En este contexto se evaden responsabilidades cargando culpa a los otros. Al “fútbol juego” se lo devoró el tacticismo, la histeria y los miedos.

Así como Arturo Jauretche decía que “nada grande se puede hacer con la tristeza”, agregaría que “nada importante se puede edificar desde el miedo”. Y este estado de ánimo queda reflejado en una postura colectiva: nadie se hace responsable del fracaso y carga la culpa en otro lomo. Boca no empató con Huracán por el polémico penal sino por su falta de eficacia y precario juego colectivo. El empate entre Japón e Italia no fue el motivo de la no clasificación del Sub 20, fue su pobre rendimiento que lo dejó afuera en la primera rueda del Mundial en Corea.



Estos ejemplos puntuales reflejan dos cosas: falta de capacidad para desarrollar nuestra tarea, y también de sinceridad para hacernos cargos de lo que nos corresponde. Ese es el punto.



Y la histeria y los miedos comienzan en el campo de juego, y luego se traslada hacia la tribuna, y en consecuencia, se transforma en sicosis. Para la mayoría, y sobre todo para los hinchas de River, Boca ya perdió el título y por carácter transitivo se le coloca la corona a los Millonarios, descontando que los dirigidos por Gallardo voltearán todos los muñecos de aquí hasta el final.




Los de Boca querían que el torneo terminara ayer, los de River que dure cinco fechas más. Ahora las cosas se invirtieron: ambos piensan lo que el otro deseaba hasta hace 10 horas atrás.




Esta histeria y abstinencia de éxito se las puede aplicar perfectamente a Gimnasia y Tiro. Para la mayoría de sus hinchas y ciertos jugadores, el equipo ya jugaba la B Nacional más se olvidaron del presente. Resultado: ahora tiene que remontar el barrilete de nuevo por la parte más complicada del torneo. La urgencia por el éxito le apagó los faroles.



El miedo a quedarse afuera del Mundial llevó a la AFA a cambiar de DT, presintiendo soluciones mágicas contrató a Sampaoli, quien fue calificado por el Chiqui Tapia como “el mejor DT del mundo”, ¿no será mucho? Contratan por su trabajo a un DT que justamente carecerá de tiempo para desarrollar todo lo que seguramente sabe.



Cuando juega liberado, el futbolista argentino está entre los mejores del planeta. No es casualidad que afuera rindan el doble que aquí. Por eso Higuaín mete en sus equipos los goles que aquí los yerra teniéndolos servidos en bandeja.



Hace un par de fechas, la prensa porteña había calificado como “el nuevo ídolo” al chico Maroni, de Boca, que metió un caño y un golazo en la Bombonera. Este detalle también delata la urgencia de la prensa en colocar un ídolo donde no lo hay. Lamentablemente para el chico, no volvió a explotar como aquella inolvidable noche ante Arsenal.



El miedo y la histeria ganaron el partido entre jugadores, técnicos, directivos, hinchas, periodistas y hasta en los estamentos que tienen que brindarnos seguridad. En Salta prohíben hasta los globos en las tribunas por miedo a que los delincuentes tapen sus rostros detrás de ellos…



Ojalá que un día nuestras almas se despojen de estos sentimientos que nos atan, para que nuestros corazones vuelvan a ser felices participando de la alegría de un partido de fútbol. Eso también será la muestra de que crecimos como sociedad, porque el fútbol forma parte de ella. Y si tenemos un fútbol alegre, será la señal que la gente también habrá recuperado la sonrisa.

 

Comentarios

Tucomentario

Nombre

Más de Tiro Libre