Matías Isola

Que Pasa Salta
Aunque suene perverso

La grieta, un negocio redondo para Macri y Cristina

Con fines electorales, macristas y kirchneristas le sacan provecho a "la grieta" y profundizan la división de los argentinos.

Desde que Mauricio Macri asumió como presidente de la Nación no hizo otra cosa que profundizar "la grieta". El actual mandatario repite insistentemente en cada uno de sus discursos que su tarea es unir a los argentinos, algo que en la práctica no se cumple. Sin ir más lejos, el pasado sábado el principal referente del PRO capitalizó la marcha del #1A con una desafortunada frase: "No hubo colectivos ni choripanes". Si eso no es echar leña al fuego....



Por su parte, la ex presidente Cristina Kirchner segmenta permanentemente su discurso y sólo le habla al núcleo duro del kirchnerismo (una práctica que ya era habitual en sus últimas cadenas nacionales). Alejada de los primeros planos, la ex mandataria apela a las redes sociales para opinar sobre la coyuntura y principalmente criticar las políticas del actual gobierno. Es así que suele ironizar sobre Macri y saca rédito de la tan mentada grieta (el lunes minimizó la marcha del #1A e hizo hincapié en los medios afines a Cambiemos).



A esta altura del partido, ni el más pesimista de los macristas hubiese imaginado que Cristina conservase un 25% del electorado, situación que convierte a la ex presidente en una figura relevante de la política. Esto también configura un problema para los peronistas que vivieron al calor del kirchnerismo y que ahora procuran "reinventarse". Los condiciona. Les marca la cancha. Por otro lado, la marcha del #1A sorprendió a propios y extraños. En el oficialismo temían un fracaso rotundo y cuando vieron la masividad de la movilización inflaron el pecho ante tamaño espaldarazo. La sociedad está fragmentada y hablar de concertación parece una quimera.



En términos de estrategia resulta una movida inteligente la de mantener en vigencia "la grieta". La misma resulta funcional tanto para Macri como para Cristina, ya que la polarización no deja lugar para terceros en discordia (Sergio Massa parece diluirse y sólo logra destellos mediáticos con temas coyunturales, para luego volver al ostracismo). No obstante, la conveniencia electoral de macristas y kirchneristas no hace otra cosa que dividir a los argentinos. Ya no se debaten ideas o proyectos, sólo nombres.



En su momento fue el kirchnerismo quien eligió a Macri como el adversario político para confrontar. La historia se repite ahora, pero a la inversa. Lamentablemente el panorama es desalentador en este año electoral y la idea de cerrar "la grieta" no parece estar en los planes de nadie; muy por el contrario. Es la estrategia elegida por Macri y por Cristina para prevalecer en la escena política nacional. Dentro del contexto planteado, macristas y kirchneristas se necesitan mutuamente y hasta se retroalimentan. Por más perverso que suene, "la grieta" es un negocio redondo para ambos.



 

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