Visita oficial

España espera que Macri despeje las dudas que aún existen sobre el país

Inicia hoy una visita de cinco días, con una amplia comitiva; persiste la desconfianza de los empresarios sobre el rumbo económico.

El viaje es un acto de reconciliación. Pero también un examen. A Mauricio Macri lo esperan a partir de hoy las principales figuras del poder político y económico español, ansiosas por celebrar la normalización de las relaciones bilaterales, pero sobre todo por despejar dudas sobre el rumbo de la Argentina.



El Presidente aterriza en Madrid con la delegación más numerosa que lo haya acompañado hasta ahora a un destino internacional. Dispondrá de cinco días de máxima exposición pública, con un sinfín de actividades en las que lo acompañarán a menudo el rey Felipe VI y el presidente Mariano Rajoy.



Los anfitriones -que acogen una visita de Estado por primera vez en un año y medio- le sirven a Macri un escenario político acorde con el mensaje que él aspira a transmitir: que ya es hora de volver a confiar en la Argentina. Pese al entusiasmo de empresarios y funcionarios locales con la gestión de Cambiemos, sobrevive aquí un reflejo de desconfianza hacia un país que hace tan poco tiempo, durante el kirchnerismo, se declaró hostil hacia el capital español. Eso se traduce en una cautela extrema a la hora de decidir negocios.



España fue a partir de los años 90 el mayor inversor extranjero en la Argentina. La tensión bilateral, que tuvo su clímax en 2012 con la estatización de las acciones de Repsol en YPF, derrumbó a la mitad el stock de inversión. La aguja no se movió ni con la indemnización de 5000 millones de dólares que pagó el gobierno de Cristina Kirchner y tampoco con el giro pro mercado de Macri.



El gobierno del conservador Rajoy, en sintonía con las grandes multinacionales del país, ansía recuperar peso en la Argentina. Valora el cambio de época que inauguró Macri en la región. Pero persiste la inquietud sobre el futuro de la economía y la viabilidad política a largo plazo del modelo macrista.



La inflación alta y la demora de la recuperación son fuentes claras de preocupación, como admitió el presidente de la poderosa Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell. También lo es la incertidumbre electoral. "Una nueva ola populista no puede descartarse. Es lógico que aún exista cierto temor", señala el directivo de un banco con intereses en el país.



A Macri no le faltarán oportunidades para persuadir. De aquí al sábado se reunirá -además de con el rey y con Rajoy- con líderes opositores y con figuras todavía muy influyentes, como los ex presidentes Felipe González y José María Aznar. Disertará en dos foros empresariales y recibirá a los CEO de las compañías que cotizan en bolsa.



Además, tiene en agenda encuentros reservados con dos hombres clave del poder económico de este país. Uno es Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa y de Gas Natural. El otro es José Álvarez-Pallete, número uno de Telefónica. Esa empresa está en litigio con el Gobierno por el decreto que abrió la competencia en el sector. Desinflar ese conflicto resulta vital para que no se extienda una ola de recelo entre las multinacionales españolas.



Después de una de las semanas más difíciles de su gestión, Macri llega al aeropuerto de Barajas esta tarde en un vuelo de línea de Iberia. Al pie del avión lo recibirá el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis. De ahí saldrá hacia el Palacio Real del Pardo, en las afueras de Madrid, donde se alojará. La comitiva que lo acompaña es inmensa. Estarán los ministros Susana Malcorra (Relaciones Exteriores), Francisco Cabrera (Producción), Jorge Triaca (Trabajo), Andrés Ibarra (Modernización) y Pablo Avelluto (Cultura). Vienen también una docena de secretarios de Estado, 200 empresarios, diputados y senadores.



En un intento por exhibir amplitud política y la viabilidad para sus planes, Macri sumó a los sindicalistas Guillermo Pereyra (a quien pone como modelo por el convenio flexible que aceptó para los petroleros), Gerónimo Venegas (peones rurales) y Dante Camaño (gastronómicos). También invitó al ex senador radical Ernesto Sanz y al gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck.



El mensaje político de la visita de Estado lo resumió Macri la semana pasada: "La Argentina es una oportunidad para invertir. Somos un país que ofrece certidumbre". La canciller Malcorra suele ponerlo en otros términos cuando habla ante empresarios en Madrid: "Vengan ahora. Puede que la Argentina no sea Suiza, pero cuando lo sea tampoco ofrecerá los márgenes de retorno que existen ahora".



En el Gobierno creen que España tiene potencial para recuperar su papel de máximo inversor en el país. El viaje servirá además como un relanzamiento diplomático, forzado por los desafíos que plantea el giro proteccionista de Estados Unidos con Donald Trump en la Casa Blanca.

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